sábado, 30 de enero de 2010

91 – ME QUIERO DIVORCIAR YA! – OPINIONES

Un divorcio es lo mejor o lo peor que puede ocurrir. Depende de la forma en que se vivió. Depende de quien lo padezca. Depende de quien toma la decisión. “En el amor nuca hay paz. Siempre viene acompañado de éxtasis y agonías. De alegrías enormes y tristezas profundas”. Paulo Coehlo.

Sábado. Después de pasarme horas y horas pensando durante la mañana de ayer, en la confianza o no que depositaría en los que me rodeaban. Después de el estrés catastrófico sufrido durante la “denuncia” de Jorge a mi jefe. Después de las miradas con dardos venenosos sin saludos. Después de conflictuarme tanto con todos esos temas ¿Cómo terminó el viernes? Con cordiales despedida de todos con todos. Claro, la fuerza de las futuras comisiones pudo más. Y logró, cual Ribotril, apaciguar completamente la ola de confrontaciones que parecía avecinarse.

Para mí, la inmobiliaria era volver a contactarme “sin red” con muchos conflictos humanos. Tantos como podrían sumarse entre clientes y compañeros de trabajo.

Bueno, fin de los análisis desconcertantes.

El sábado estuve tranquila en mi casa, y era hora de prestarles más atención a los chicos.

Los sorprendí con un estupendo desayuno tipo americano. Con juguito de naranjas recién exprimidas, sandwichitos tostados caseros, leche y ensalada de frutas con crema.

DALILA

Má! Qué festejamos?

YO

Que estamos juntos.

FABIO

Mmmmm … no tenía mucha hambre, pero con esto…..

YO

Comé mi amor, que es todo sano.

DALILA

Hoy no estás apurada?

YO

Para nada, paz total….

FABIO

No trabajás?

YO

Un poquito, a la tarde….

FABIO

Vamos a tasar?

YO

Si señor!!! Adivinó!!

DALILA

Y después… podemos ir a pasear?

YO

Vamos.

FABIO

A Mc Donald´s!

YO

Otra vez? No querés comer asado?

FABIO

Si, también está bueno.

YO

Vos Dal? Te gusta la idea?

DALILA

Si, lo que vos digas.

YO

Bueno, entonces… tenemos que ver cuatro departamentos

y después nos vamos a Tierra de Parrilleros….

al lado del río…..

FABIO

Má… perdoná… pero ¿No estás gastando mucho?

YO

Es por esta vez, nada más…. Siempre y cuando…..

DALILA

(Divertida)

Qué?

YO

(Riéndome)

No todo es tan fácil en la vida… hay un requisito….

FABIO

Ya sé… un beso….

YO

No…

DALILA

Un beso y un abrazo…..

YO

Tibio, tibio…..

FABIO

A upa no!….

YO

Dale encantito, porfi…..

DALILA

Yo quiero upa como cuando era chiquita….

FABIO

Yo no, ya soy grande….

Después de mucho rogarle, Fabio accedió a que lo levantara. Por pocos segundos, pero aceptó. Dalila lo hizo de buena gana. Siempre tan fácil todo con ella.

A la mañana nos ocupamos de la casa, luego comimos y a eso de las 16, ya estábamos listos para salir.

Cuando llegamos a la última tasación, me encontré con un edificio antiguo en regular estado. Era de los años cuarenta, seguramente uno de los mejores de su época. La propietaria, una señora de unos cincuenta años, me dio un poco de pena. Se la notaba con una profunda depresión, a pesar de que trataba de disimularlo. Me di cuenta porque cuando sonreía lo hacía de modo muy forzado y mostraba demasiado los dientes, mientras los ojitos le seguían tristes. Entramos por la puerta de servicio.

CLIENTA

Vení, pasá. Estos son hijos tuyos?

YO

Así es…

CLIENTA

Qué tal chiquitos? Pasen, pasen.

YO

Gracias, permiso.

CLIENTA

Por dónde empezamos?

YO

Si le parece, recorremos toda la propiedad y yo anoto.

Al final le hago unas preguntitas.

CLIENTA

Bueno, vení a la cocina.

Entré, los chicos me seguían. Me sorprendió ver todas las alacenas y la heladera con candados. Normalmente, cuando observo algo raro como eso en un hogar, trato de no preguntar demasiado. Las visitas inmobiliarias tienen la particularidad de “invadir” la intimidad de la gente. Y esa intimidad algunas veces revela buen gusto, otras manías, y muchas conflictos.

YO

Bueno, ya anoté. Seguimos?

CLIENTA

Te muestro los dormitorios?

YO

Si, son tres no es cierto?

CLIENTA

Así es. En uno de ellos te voy a abrir así nomás,

porque está durmiendo mi marido.

YO

No hay problema.

Visitamos los dos cuartos desocupados, y cuando abrió el tercero, lo hizo con mucho cuidado. Despacito, como con miedo. Ni pude llegar a asomarme que de adentró retumbó un vozarrón.

MARIDO

Cerrá la puerta, la puta que te parió!

La clienta obedeció enseguida y trató de disimular el mal momento con otra sonrisa llena de dientes.

Cuando fuimos al living, estaban los tres hijos, adolescentes grandes, tirados en un sofá mirando desganados y apáticos la televisión. Se encontraban descalzos, despeinados y apenas vestidos con una bermuda arrugada. Me miraron de reojo sin decir nada. La mujer señaló la mesa del comedor. Corrió hacia un costado una pila de ropa planchada que la ocupaba completamente, y nos acomodamos a charlar. Había seis sillas, solo dos desocupadas. Las restantes tenían ropa usada tirada así nomás. Nos sentamos ella y yo. Fabio y Dalila se quedaron paraditos al lado mío. Tenían los ojitos como el dos de oro, mirando todo sorprendidos. En eso, llegó una señora desde la calle.

SEÑORA

Acá le traje los cigarrillos.

Dijo el kiosquero que no le fía más.

CLIENTA

Ah… gracias Dora.

A partir de ese momento, la propietaria prendió un cigarrillo tras otro mientras hablábamos. En un momento dado, dos de los hijos se le acercaron y también comenzaron a fumar. Tiraban las cenizas por el suelo a pesar de que ellos mismos pisarían ese sector. Parecía un día con neblina de tanto humo que se generó.

CLIENTA

Disculpá que no te ofrezca nada,

pero hasta las ocho mi marido no destraba los candados.

YO

No se preocupe. …¿Usted quiere vender este

departamento para cambiarse a uno … más grande?

CLIENTA

No, te explico, la cosa es así.

Con mi esposo no nos llevamos bien, entonces,

decidimos separarnos. Vender y repartirnos, mitad y mitad.

YO

Ah.. ¿y él está de acuerdo con la venta?

CLIENTA

No, pero ya lo voy a convencer…

.¿Cuánto calculás que vale?

YO

Se lo informo el lunes.

Salimos de ahí, directo a Puerto Madero. Llegamos tempranito a la parrilla, había muy pocos comensales.

YO

Tienen hambre?

FABIO

Qué no!

DALILA

Puedo pedir mollejitas?

YO

Claro. Y vos Fabio?

FABIO

Yo quiero… entraña!!!

YO

Qué rico! Con ensaladas?

FABIO

Y papas fritas?

Hicimos el pedido al mozo, e inmediatamente nos acercaron unas empanaditas y la bebida. Pudimos elegir una mesa afuera que daba justo frente al río. Relax completo para mi: no cocinar y sentir esa suave brisa nocturna.

Y comenzamos a comer y charlar.

DALILA

Pobre señora la última que vimos…..

FABIO

Estaba todo sucio en esa casa.

Raro, porque parecía que Dora era la sirvienta.

YO

Si, triste lo de esa gente.

DALILA

Y los hijos… qué agretas…..

YO

Estaban todos realmente muy mal….

FABIO

Y el esposo ¿viste la puteada que se mandó?

DALILA

Qué asqueroso….Decía que se iban a separar…

Mejor!

FABIO

Si, a mi no me gustan los divorcios, pero así….

YO

Por qué estás en contra del divorcio?

FABIO

Porque si te casaste, quedate…..

No abandones a tus hijos. Salvo que pase algo grave….

DALILA

Yo pienso lo mismo.

Pobres esos chicos que dejan de ver a los papás….

YO

No los dejan de ver. Los papás siempre están.

Igual, a veces hay problemas graves aunque no se noten….

y la gente se tiene que separar.

FABIO

A mi me parece mal.

DALILA

A mi también.

YO

Y por qué te parece mal? No es peor lo que viste?

FABIO

Por lo que dijo Dalila.

El pobre padre siempre es el que se tiene que ir.

YO

Claro, y los que se quedan lo extrañan, no?

DALILA

Obvio.

YO

Ahora, yo les pregunto lo siguiente…

Y cuándo ustedes sean grandes ¿no se van a ir de casa?

FABIO

Si.

YO

Y vos Dalila?

DALILA

Yo también, pero para casarme

con un chico muy lindo como papá.

YO

Entonces, yo les debería pedir que se queden.

Porque así seguimos todos juntos como hasta ahora.

FABIO

(Moviendo el dedito)

Na, na, na… eso es distinto.

Si yo soy grande me tengo que comprar mi casa,

tengo que conseguirme un trabajo..Ah y novias…

No voy a ser el boludo que se queda con los padres.

No es lo mismo.

YO

¿Te acordás cuando te levanté a upa esta mañana, y no te gustó?

FABIO

Si.

YO

Bueno, cuando eras chiquito te encantaba.

Me rogabas todo el día… ¡upa!… ¡upa!…

FABIO

Si… y?

YO

Que la gente cambia, evoluciona, se transforma,

le empiezan a gustar cosas diferentes,

a molestar algunas de antes,

a necesitar más o menos de lo que ya tenía….

Por eso llegan los divorcios.

Y no es que te van a dejar de querer.

Solamente viven en casas distintas.

Como los abuelos, que son personas

que te aman, pero no viven con vos….

O como Anabela, la “seño” del año pasado.

Igual que cuando vos te hagas grande y te mudes.

No vas a estar más en la casa conmigo,

pero me vas a venir a visitar ¿no?

FABIO

Y te voy a llamar por teléfono…

DALILA

Y yo te voy a mandar mensajitos de texto….

YO

Y yo los voy a invitar a comer cosas ricas….

FABIO

Pero, igual, los divorcios no me gustan.

YO

No es nada agradable, pero tampoco hay que demonizar

ese tema. Mientras los afectos queden intactos…..

Imaginemos que la vida de cada uno es un gran

recorrido por un camino largo. Bueno, hay tramos en los que

nos acompaña un grupo de gente,

después algunos se quedan en un pueblo,

y no siguen más con nosotros,

pero los podemos ir a visitar….

DALILA

Como los amigos?

YO

Igual.

FABIO

Si, pero si estuvieron conmigo yo los extrañaría….

porque los quiero.

YO

Si los querés, a veces, tenés que aceptar que se vayan,

como yo lo voy a hacer con ustedes. Y si esa persona es

realmente valiosa para vos, siempre te vas a preocupar

por seguir viéndola. Entienden?

DALILA

Claro, nos veríamos pero todos casados

con nuestras parejas….y nuestros hijos.

Intenté por todos los medios quitarle dramatismo al tema, hasta que por fin llegó la comida. La excusa perfecta para poner punto final.

Realmente estábamos los tres hambrientos, y comenzamos a comer con muchas ganas.

YO

Está rico?

DALILA

Delicioso.

YO

Fabio?

FABIO

Má… ¿cómo lo conociste a papá?

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