miércoles, 6 de enero de 2010

67 – ME QUIERO DIVORCIAR YA! – INCIDENTE INMOBILIARIO

Sandro se nos fue. Y la tele es un desfile de gente que lo conoció bien. Contando anécdotas que elevan cada vez más su figura. Es una tristeza enorme y un reconocimiento. -El legado de un grande-…Me quedé pensando…. el día que mi marido se vaya, seguro que termino descubriendo más chanchuyos ocultos. Y fija que le pateo la tumba. -El legado de un insecto-.

Miércoles. Por la mañana, Vincent nos recordaba una y otra vez los elogios de mi madre, Actuaba como si fuera el presidente de la Fiat, y nosotros los operarios. Ese rasgo de superación me sacaba. No hay nada peor que un imbécil agrandado.

DALILA

Pá, y al final convenciste a la abuela!

VINCENT

Seee. A mí si que me escucha.

FABIO

Qué groso!

VINCENT

Y ustedes tienen que aprender de papá,

que es coherente y por eso todo el mundo lo quiere…

YO

(Irónica lo miré fijamente)

Ufff… no saben cuánto….

VINCENT

Si, me quieren… o tenés alguna duda?

YO

Duda sobre vos?.. sobre los demás?….

VINCENT

No te hagas la graciosa, sabés de qué te hablo….

YO

De quimeras también se vive….

FABIO

Qué es una quimera?

DALILA

Creo que es una especie de barco…

VINCENT

Uno muy real….

YO

Uno imaginario…

VINCENT

Si? Preguntale a tu padre,

y a tu madre, y a tu hermano….

YO

Son como el club de fans de Zulma Lobato,

ven pura apariencia…

VINCENT

Lo tuyo es envidia

YO

Lo tuyo es delirio.

En ese momento sonó su celular. Era uno de sus empleados, y se interrumpió la esgrima verbal.

VINCENT

Hola? Si querido, decime… No! Nada de contado!…

treinta, sesenta, noventa….¿No quiere?… que se lo lleve!

Y que pierda a uno de sus mejores clientes…

Qué? Que se lo lleva? Que no le intereso como cliente?

Ehh… entretenelo, que ya salgo para allá…

(Corta)

Bueno… ¿En qué estábamos?

YO

En tus fantasías.

VINCENT

Ahora estoy apurado. Me tengo que ir.

Después la seguimos.

Vincent se fue y una vez más trató vanamente de sembrar la plantita de su prestigio. Plantita que él mismo se ocupaba de destruir con las cosas que mostraba día a día. Según veía claramente yo, no los demás.

Me puse a pensar en mis padres. Tanto lío para terminar arreglándose por consejos ajenos. Como buena hija que soy, sus ejemplos prácticos me sirvieron de mucho en la vida. Para bien y para mal. Me hubiese gustado terminar siendo buena anfitriona como ellos. Siempre recibiendo con alegría y calidez a cuánta persona se les acercaba a la casa. Fuera el horario que fuera, con previo aviso o no. Pero no lo logré. A mí, mucha gente alrededor me altera. Y menos si caen de sorpresa.

También, hubiese detestado repartir mis problemas de pareja por todos lados, contando detalles y pormenores de cada discusión a los de “afuera”. Quizás por eso terminé siendo demasiado reservada.

Ese día me fui con los chicos a los colegios y después, como siempre, a la oficina.

BLANQUITA

Hola Milena!

YO

Buenas tardes! Todo bien?

BLANQUITA

Si, bien. El arquitecto está en su oficina y

me dijo que ni bien llegues lo veas.

YO

Algún problema?

BLANQUITA

No creo. Estaba de buen humor.

Fui a su despacho.

ARQUITECTO PIÑA

Ah… cómo le va?… siéntese por favor.

YO

Cómo está arquitecto?

ARQUITECTO PIÑA

Bien, bien, apurado como siempre…

Tengo acá anotadas algunas personas.

Quiero saber si fue usted la que los llamó.

Me leyó una lista de diez nombres con direcciones. Me acordaba de todos.

YO

Si, son contactos míos….Algún inconveniente?

ARQUITECTO PIÑA

No, al contrario.

Todos se comunicaron para que

fuéramos a tasarle sus propiedades.

Son seis de la constructora y cuatro

por porteros… Bien Milena!

YO

Si? Qué genial! Por fin! Ya me estaba desmoralizando….

ARQUITECTO PIÑA

Yo le dije que siguiera así.

Cuando uno se ocupa de sembrar,

tarde o temprano la plantita crece.

Estas tasaciones las voy a hacer yo.

Usted, llame a estas otras

siete personas que pidieron

directamente por usted.

(Me da la lista)

YO

(Mirando la lista)

Son todos dueños que contacté la semana pasada!

ARQUITECTO PIÑA

Si hay que tasarles, vaya usted misma y

después cotejamos juntos antes de pasarles el precio.

Bueno, eso es todo.

YO

(Levantándome)

Estoy tan contenta….

ARQUITECTO PIÑA

Empezamos bien, pero todavía falta…

Hay que tomar las propiedades, después venderlas…

YO

Estoy contenta igual.

Salí de ahí a contarle a Blanquita. Ella se puso más feliz que yo. Me abrazó, se alegró, me felicitó. Realmente la estaba empezando a querer mucho. Se notaba que era una buena persona.

Después me fui a mi escritorio a hacer los llamados.

JORGE

Qué tal Milena, cómo va todo?… el trabajo?

YO

No sabés!…empezaron a responder

muchos de los que había llamado….

JORGE

Si, ché?

Estaba en medio de mis eufóricos contactos con clientes, cuando de repente noté que había un auto estacionado en la puerta en doble fila, que no paraba de tocar la bocina. Tanto lío hizo que el arquitecto salió de su oficina a ver qué pasaba.

ARQUITECTO PIÑA

Quién es el energúmeno que toca

bocina de esa forma?

BLANQUITA

Es un auto con un hombre adentro.

Hace rato que está parado mirando para acá.

Quiere que vaya a ver?

ARQUITECTO PIÑA

No, quédese, voy yo.

Era tanto el ruido que hacían los bocinazos que me fui intrigada hasta la puerta del local a ver qué era. En ese momento el arquitecto ya estaba al lado del hombre. Miré bien y con todo el espanto descubrí que era Vincent. No sabía bien qué hacer y opté por lo más práctico: esconderme. Me fui hasta la cocina de la inmobiliaria y traté de que nadie se diera cuenta que el energúmeno era mi marido. Hasta que ocurrió lo inevitable. Vino a buscarme Blanquita.

BLANQUITA

Milena, un señor te busca.

YO

(Simulando sorpresa)

Quién es?

BLANQUITA

No se, un loquito que dice que salgas que

no puede bajarse del coche porque está mal estacionado.

No lo ví muy bien.

Ahora que me acuerdo… ese auto…

¿No es del que vino a preguntar por vos una vez? …

¿¿¿No es tu marido???

YO

Esteeee… No creo, pero ya voy…

BLANQUITA

Mirá, si no es tu marido, y es un cliente, fijate bien.

Elegí con cuidado a la gente. ¿sabés?

Tipos así no te convienen.

Yo pensé: ya sé que no me conviene. Y salí a la calle. Me paré al lado de la ventanilla del conductor.

YO

Qué-hacés-acá?

VINCENT

Vine porque quería hablar con vos.

YO

Acá no. En casa.

VINCENT

No tengo tiempo a la mañana y a la noche estoy cansado…

YO

No importa, ahora andáte.

VINCENT

¿No quedamos en cuidar la imagen ante los chicos?

YO

Ahora los chicos no están. Volá de acá!

Vincent se fue, y todos en la inmobiliaria creyeron que era un cliente díscolo.

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