Un negociador eficaz siempre guarda un As en la manga. Ese recurso secreto que le permite patear el tablero una y mil veces ante un rival especulador. Puede mostrarse débil y sin recursos, pero en el momento apropiado juega sus fichas a todo o nada. Redrado? No, una esposa saturada.
Miércoles. Me levanté rara de la cama. Como en una sensación de Stand By, mi vida parecía descubrir finalmente el rumbo. Como haber navegado mucho tiempo a la deriva en un río agitado. Encaminada inevitablemente a la cascada y de ahí en más Dios dirá. Yo, sentada en un barquito de papel haciendo señas desesperadas que nadie recibió. Manoteando a ambos lados contra la corriente, mientras Vincent me soplaba más y más fuerte hacia el precipicio. Así, un día tras otro, hasta que de pronto, el rescatista apareció.
Fue como ver un helicóptero, allá a lo lejos, que parecía venir a ayudarme.
Toda esa mañana me la pasé pensando en la comisión que se avecinaba. Mi salvación por un corto tiempo, pero salvación al fin. Sin pedirle nada a nadie, sin rogar, sin implorar, sin claudicar. Fuerte realmente. No veía la hora de cobrar. Y como en los momentos que se necesita que el tiempo pase rápido, inevitablemente parecía que todo funcionaba en cámara lenta.
Las 11, las 12, las 13 horas ¡por fin! Salí con los chicos de casa. Ellos me recordaron varias veces los pagos pendientes, pero no quise adelantarme a contarles nada, hasta la tarde. Cuando llegué a la oficina:
YO
Hola Blanquita, está el arquitecto?
BLANQUITA
No querida, fue con Jorge a firmar operaciones
a un Banco del Microcento.
Dijo que volvía antes de las 15.
YO
Ah… Tendré que esperar….
BLANQUITA
Me dijo que son las dos tuyas,
por lo tanto… ¡debutaste!
YO
Así parece.
No te puedo contar lo nerviosa que estoy….
BLANQUITA
Me imagino…..Tranquilizate, todo va a salir bien….
Igual, no creo que sean las últimas.
YO
Ojalá, pero con esto tengo tanto que pagar….
Me fui al escritorio. No me podía concentrar en nada más que esperar. Y otra vez, la hora caminando lentamente. Miraba el reloj cada cinco minutos, acomodaba carpetas, observaba datos en la computadora que no veía…. Hasta que por fin, siendo las 14,38 horas hizo su aparición ÉL, mi jefecito más venerado hoy que nunca…..
Traía unos paquetes, el portafolios y un enorme ramo de flores.
ARQUITECTO PIÑA
Blanquita, novedades?
BLANQUITA
Si, algunos llamados..¿se los paso ahora?
ARQUITECTO PIÑA
Algo urgente?
BLANQUITA
(Mirando la planilla)
Mmmm… no.
ARQUITECTO PIÑA
Bien, después lo vemos. Tome.
(Le da uno de los paquetes)
Póngala en la heladera.
BLANQUITA
La corto ahora?
ARQUITECTO PIÑA
Si, si quieren… Yo subo a la sala de firmas….
Milena! Me acompaña?
YO
Si señor.
El corazón me latía fuerte, bien fuerte. Se notaba por la expresión del arquitecto que estaba todo en orden.
El helicóptero acababa de tirar la escalerita para que me subiera.
Fui haciéndome la dama serena, cuando por dentro quería saltar. Subía los escalones hasta el primer piso, feliz detrás de mi jefe. Al llegar a la sala, dejó todo lo que tenía en las manos sobre la mesa, y sacó un talonario de recibos de un cajón.
ARQUITECTO PIÑA
Bien, eran tres mil lo suyo, no?
YO
Si.
ARQUITECTO PIÑA
(Sacando dinero del portafolios)
Acá tiene… Cuéntelos.
YO
Usted los contó?
ARQUITECTO PIÑA
Si, y los hice revisar en el banco,
pero cuéntelos usted por favor.
YO
No, estoy demasiado nerviosa. Está bien.
ARQUITECTO PIÑA
(Dándome la mano)
La felicito. Esto recién empieza…
YO
Gracias.
ARQUITECTO PIÑA
Firmeme acá por favor.
YO
(Firmando el recibo)
Ay… no puedo ni escribir, me tiembla todo….
ARQUITECTO PIÑA
(Tomando las flores)
Esto es para usted…
YO
(Sorprendida)
Para mi?
ARQUITECTO PIÑA
Si, a los debutantes los agasajamos con un regalo
… Solo la primera vez…
YO
Ah… qué lindo.
ARQUITECTO PIÑA
Y también acostumbramos a comprar una torta
cuando se hace una operación.
Esa es para compartir.
YO
Uh… qué encantador detalle.
ARQUITECTO PIÑA
Es una manera de que todos
participen del logro.
Listo, ya estoy arriba del helicóptero!
Tomé la plata y me fui al baño. La escondí lo mejor que pude entre la ropa. Estaba tan emocionada que me sentía caminar a diez centímetros del piso.
Después bajé a mi escritorio.
BLANQUITA
Tengo algo para vos…
YO
Ah… la torta…
BLANQUITA
No, para vos solita. Tomá.
(Me dio un paquetito con un moño primoroso)
YO
(Abriendolo)
Qué es?… Bombones!!!! Esta empresa es increíble.
BLANQUITA
No es de la empresa, es mío personal…
YO
Tuyo? Y por qué te molestaste?
BLANQUITA
Porque te quiero, y sé lo que te esforzás…
Demasiadas cosas buenas y juntas para mi pobre corazón acostumbrado a los problemas. Me abracé a ella y empecé a llorar. No por tristeza, por alegría.
CLAUDIA
Yo también te felicito.
YO
Gracias.
JORGE
Bueno, tanto escándalo por algo
que es su obligación…
BLANQUITA
(Enojada)
Jorge!!!….
JORGE
No es por mala onda, ella vino acá para
conseguir propiedades. Para eso le pagan.
…. Y mucho.
… Ché… y la torta?
BLANQUITA
Ya les sirvo a todos. Voy a la cocina.
JORGE
Claudia….
CLAUDIA
Qué?
JORGE
Te invito a cenar, para festejar
esta venta ¡QUE RESERVÉ YO!
(Me miró de reojo)
CLAUDIA
Ay, qué amoroso…
JORGE
Podés?… después de trabajar?
CLAUDIA
Por supuesto que puedo!
JORGE
Bárbaro! Entonces nos clavamos un
par de hamburguesas en Mc Donald´s.
Toda esa tarde en la oficina, no logré concentrarme demasiado en mi tarea. Me costaba serenarme. No podía para de pensar en que podría cumplir con las cuentas pendientes, y comprar comida, y ponerle nafta al auto. Todo sin problemas. Sentí, de repente, una invasión interna de paz, de orden, de justicia.
Cuando se hizo la hora, retiré a los chicos y les di la sorpresa de pasar por un Automac.
Ellos estaban felices y sorprendidos.
FABIO
Má, tenemos plata?
YO
Ahora si.
DALILA
Y.. ¿vamos a poder pagar los colegios y
a la señorita de ingés?
YO
Si, hijitos, mañana mismo se abona todo.
Cobré mi primera comisión…
FABIO
Si? Cuánto te pagaron?
YO
Lo suficiente para vivir dos meses sin problemas.
DALILA
Tan poco?
Por la noche, cuando ellos se acostaron, me puse a buscar un buen escondite para mi dinero. Probé por todos lados, hasta que al final encontré un lugar seguro. No por los ladrones, sí por Vincent. Después me senté en la cocina a hacer cuentas de lo que tenía, lo que debía, y lo que sobraba. Estaba tan excitada que se me había escapado el sueño por completo.
En eso llegó él. El naufragador profesional de barquitos de papel. Ni lo miré, hice como si no hubiera llegado NADIE. Se había ganado solito esa “cucarda” en mi corazón, gracias a su propio y exclusivo proceder.
Se acercó a ver disimuladamente qué estaba escribiendo.
VINCENT
Milena….
YO
(Sin mirarlo)
Qué….
VINCENT
Me dijo tu hermano que le pediste plata.
YO
Si.
VINCENT
Debés necesitarla mucho para vencer tu orgullo
y llamarlo justamente a él….
Acá en el bolsillo tengo $5000 y son para vos.
YO
(Lo miré desconfiada)
Para qué?
VINCENT
Cómo para qué? Para lo que te haga falta.
YO
Bueno, dámelos.
VINCENT
Si, pero primero necesito que vayas
a la compañía de seguros….
YO
Ah… Entonces la plata no es para mi,
es para pagar un favor que precisás….
VINCENT
El auto que me robaron es de los dos.
YO
Si, pero yo te dije que no te firmaba nada de nada
si vos no accedés al divorcio.
VINCENT
Milena…. Sé inteligente. Necesitas la plata,
y yo necesito que completes formularios
para que me paguen el coche. Es una por otra.
YO
Concretamos el “común acuerdo”
y yo te firmo todo lo que quieras.
VINCENT
Eso lo vemos más adelante…
Lo de la compañía de Seguros es mañana…
Es así: acá hay $ 5000. Tomalo o dejalo.
YO
A ver si estoy entendiendo bien…
¿Vos me querés sobornar con la plata
que necesitan los chicos para vivir?
VINCENT
Nooo… es mi obligación…. Pero también es
tu obligación firmarme lo del auto…
YO
Lindo razonamiento….
VINCENT
Yo creo que es justo…
YO
Sin embargo, a mi me parece que no.
VINCENT
(Mirando mis cuentas)
Con esto te alcanza para pagar todo lo que anotaste.
YO
No hay trato. Es el divorcio o nada.
VINCENT
(Sacando la plata del bolsillo)
Mirá. Para que veas que lo mío va enserio…..
YO
Te dije que no.
VINCENT
No estás en posición de negociar nada.
YO
Yo creo que si.
Nunca me vas a comprar con aprietes.
VINCENT
(Guardándose la plata)
Vos te lo perdés. Seguí así, a ver hasta
dónde llegás con ese alarde estúpido de dignidad.
Vas a ser pobre toda tu vida….
Y pensé: pobre vos, que seguís soplando cuando yo ya no estoy en el río….
miércoles, 27 de enero de 2010
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