viernes, 1 de enero de 2010

63 – ME QUIERO DIVORCIAR YA! - NO QUIERO SORPRESAS

Se solicitan dadores de felicidad de los siguientes grupos y factores: valientes, sensibles, lindos, apasionados, honestos, prolijos, compañeros, educados, adinerados, fieles. Si un hombre tiene todo eso, presentarse urgente en mi casa.


Sábado. Con el comentario de ayer del Arquitecto Piña, tomé más impulso para seguir mi camino laboral. Recordando los horrores que había visto en algunas inmobiliarias, coincidí con él en encarar una tarea seria y honesta.

Ese día llovía bastante y los chicos estaban con pocas opciones para distraerse, entonces se ofrecieron a ayudarme con los llamados.

YO

Vamos a hacer así: para aprovechar el tiempo,

me voy comunicando mientras acomodo la casa.

Ustedes me siguen a todos lados ¿Si?

y van anotando lo que me dicen los clientes.

Yo caminaba de un lado a otro con el inalámbrico y ellos me acompañaban con papeles y lapiceras en la mano. Fabio tenía el listado y me marcaba el número. Dalila escribía en borrador los datos que me iban aportando.

YO

Hola, mi nombre es Milena y

le hablo de Morgante Inmobiliaria.

Usted le compró una propiedad a la constructora.

Es para saber si está pensando en cambiar su departamento…

Ah… uno más grande? De cuántos ambientes?

(Miro a Dalila para que anote)

Tres? Ah… bien.. en qué zona?... Perfecto,

en cuanto tengamos uno así, la llamamos.

FABIO

Mejor anoto yo, me sale mejor.

DALILA

Nene, si puse todo….

FABIO

Dijo zona de Flores “o” Caballito.

No Flores “y” Caballito. Está mal así.

YO

Bueno, Fabio, yo lo entiendo igual

DALILA

Chiva chiva….

YO

Vamos a hacer una cosa.

Me marcan uno cada vez el teléfono, y vos Fabio

la ayudás a tu hermana con los datos….

DALILA

Vos eras mi asistente…y yo la jefa…

FABIO

Uh má.. yo asistente no…siempre lo mismo!.

YO

A ver… estamos perdiendo tiempo y así no sirve.

Hijito, vos que adorás las matemáticas, tomá mi celular

y cronometrá las comunicaciones.

Si le dedico cuatro minutos a cada cliente

¿cuántos llamados podemos hacer en una hora?

FABIO

(Pensando)

Y… quince…

YO

Correcto. Vos tenés que avisarme cuando falta

un minuto para completar los cuatro ¿Dale?

Y por haberme ayudado,

los dos pueden elegir un premio.

DALILA

Me hacés panqueques de crema?

FABIO

Y yo quiero milanesas.

YO

Prometido. Pero a la noche.

Así, logré mantenerlos entusiasmados a ambos. También con ese sistema pude agilizar mucho la tarea y dedicarle el tiempo justo a cada persona. Estábamos en eso cuando sonó mi celular. Atendió Fabio.

FABIO

Hola pá.

VINCENT

Cómo están todos?

FABIO

Bien, acá trabajando con mamá.

VINCENT

Ah qué bien. Están en casa, no?

FABIO

Si, por?

VINCENT

El fijo me daba ocupado todo el tiempo.

FABIO

Si, mamá está llamando clientes.

VINCENT

Decile que me hable cuando corte, estoy en el negocio.

FABIO

Bueno, le digo.

Cuando desocupé el teléfono, me comuniqué enseguida. No era habitual que Vincent telefoneara durante el día a casa. Quizás había algún problema.

YO

Vincent? Qué pasó?

VINCENT

Nada, quería saber si necesitaban algo.

YO

No. Seguro que era por eso?

VINCENT

Si, seguro. Me pareció

un buen ejemplo para nuestros hijos.

Que vean que su padre se preocupa por la familia.

YO

(Disimulando por los chicos)

Eh… un poquito tarde te acordaste…..

VINCENT

Bueno, cómo sos!

Si hago, porque hago…. ¿Estuve mal?

YO

Claro que si!…A destiempo.. ya te doy con Dalila….

(Le pasé el teléfono a la nena)

VINCENT

Ehh… pará… decime si te molestó…..

DALILA

El yeso?

VINCENT

Ehhh… Si, preciosa, cómo está ese bracito?

DALILA

Y… más o menos….

VINCENT

Querés que te lleve un sorpresa esta noche?

DALILA

Siiii…

Es en momentos así, cuando me arrepiento de intentar mejorar algo de la familia mediante un acuerdo con Vincent. Parecería que pierde la noción de la ubicación. O se va rotundamente para un lado, o sino, bien para el otro. No tiene términos medios. Le falta sentido común. O deja de venir varios días a dormir, o me agota con llamados intrascendentes. Este, para mí, era el síntoma más claro de que nos habíamos alejado a kilómetros de distancia. Justo lo inverso que debería pasar entre dos personas que se conocen de hace mucho. Nosotros con el tiempo, cada vez parecíamos más extraños. Extraños e incompatibles.

Decidí no pensar más y seguir con mi trabajo inmobiliario. A los pocos minutos, mientras hablaba con un cliente desde el fijo, sonó mi celular nuevamente. Imaginé que era Vincent otra vez, y le resté importancia. Atendió Dalila. Cuando concluí mi comunicación:

YO

Que quería papá?

DALILA

No era papá, era una “mamá del colegio”,

pero me cortó.

YO

A ver… dame.

Con toda la discreción quise llamar a Patricio. Los chicos me seguían tal como lo venían haciendo durante todo el día. Meterme en el baño para hablar hubiera sido demasiado obvio. Además, seguro que ellos se quedarían esperando en la puerta a que saliera.

YO

Vayan, vayan que ya seguimos.

Era como si no escucharan, permanecían ahí sin moverse esperando que hablara.

FABIO

Preguntale a esa señora si

necesita comprar un departamento.

Entonces, opté por disimular lo mejor posible.
YO

Bueno hijito.

(Llame a “mamá del colegio”)

Hola? Hola? Que tal? Como va?

PATRICIO

Bien, mi amor. Te extrañaba.

Disculpame, me atendió tu hija.

YO

Si, por eso. Es urgente?

O podemos hablar mañana?

PATRICIO

No es urgente, llamame cuando puedas.

Te quiero.

YO

Coincido.

(Corté)

FABIO

No le dijiste del departamento!

Cuando se hicieron las siete de la tarde, fuimos apurados a comprar la comida prometida. Volví y me puse a cocinar los panqueques y las milanesas. También un rico puré de papas. Estuve como dos horas ocupada entre la salida y la preparación.

Finalmente a las nueve comimos. Los chicos felices.

FABIO

Ummm… esto está riquísimo.

DALILA

Si, y nos lo merecíamos, trabajamos todo el día.

FABIO

Má ¿mañana también hacemos llamados?

YO

No, mañana descansamos.

Justo cuando estábamos terminando de cenar, a eso de las diez, llegó Vincent.

VINCENT

Hola familia, vine antes. Les traje comida.

Miren… ¡Pizza y helado!

Los chicos estaban pipones y apenas observaron los paquetes. No se tiraron encima y a los gritos como cuando de verdad tenían hambre: ¡¡¡Ehh ehhh qué bueno!!!.. No, esta vez se quedaron quietos y callados.

Mientras Vincent hacía alarde de su obsequio y sacaba todo, yo lo miraba meneando la cabeza. Fiel a su estilo de navegador de estratosferas, siguió con lo suyo sin darse cuenta de nada.

VINCENT

Qué tal? De jamón y morrones… Les gusta?

Y el heladito es de dulce de leche y chocolate.

Ojo que lo pagué cuarenta pesos el kilo!...

No es el barato de siempre.

YO

Ya comimos.

VINCENT

Tan temprano?

YO

Y… no me dijiste.

VINCENT

Quería que fuera sorpresa.

YO

Quería que me avisaras.

No hay comentarios:

Publicar un comentario