Creer o no creer, esa es la cuestión. Aceptar a las personas o sospechar. A riesgo de parecer un panqueque, un ciclotímico, o un arrepentido, si nos equivocamos. “Confiar en todo el mundo, y no confiar en nadie, son dos vicios. En el primero hay más virtud. En el segundo más seguridad”. Séneca
Viernes. Me levanté pensando en el comentario de Piña: “No confíe en nadie”…. Una vez me dijo un psicólogo que lo que cada uno dice a los demás, en realidad se lo está diciendo a sí mismo. Y yo sé por experiencia propia que el pez por la boca muere. Basta con escuchar hablar un ratito a cualquier persona para saber cómo es: franca, mentirosa, insegura, culposa, acomplejada, envidiosa, generosa, ingenua. Mi conclusión sería: ¿No debo confiar en nadie? Ni en los clientes, ni en los compañeros de trabajo, ¿ni en mi jefe? ¡ni en mi marido! ¡ni en mis hermanos!… Ufff… no me quedan muchos a favor… Le creo a Patricio, y… ¿a Blanquita? … si! a ella si!…A mis padres no, porque están confundidos… a mis hijos tampoco porque son muy chiquitos…
¡Solo dos tengo para confiar!… qué bajón….
Con diez años fuera del mercado de empleos, había olvidado el perfil de los conflictos en los trabajos. Desde que nació Dalila, me recluí en casa para terminar lidiando solamente con Vincent. Volví a trabajar cuando mi vida con él se había vuelto una batalla diaria… Y dejé eso para meterme de lleno en una guerra laboral sin cuartel, en medio de una despiadada jungla de intereses personales…
Bastante deprimente la conclusión, pero cierta. Mejor pensemos en el lado positivo de la cosa: iba superando angustias económicas, me estaba volviendo independiente, el trabajo en líneas generales me gustaba, y podía seguir muy cerca de los chicos. Ah!… y gracias al desamor de mi marido, lo encontré a Patricio. Mi pobre bomboncito de chocolate, plagado de contratiempos conyugales… Con un vínculo que prometía poco y nada, pero me había reconciliado con la ilusión de encontrar en el futuro alguien que me entendiera. Esa era la mayor virtud del súper padre: demostrarme que existían otros hombres diferentes a Vincent. Por lo tanto, había posibilidades, algún día lejano, de conseguirme una vida mejor en pareja.
Viernes, el último día de una semana agitada. Llena de sentimientos extremos.
Cuando llegué a la oficina, a las 13,30:
YO
Hola Blanquita!… no hay nadie?
BLANQUITA
No, estoy sola. El arquitecto salió a almorzar
por su lado, y Jorge con Claudia juntos.
YO
Esos dos….
BLANQUITA
¿Cómo terminó la reunión de ayer?
YO
Uhh… fue terrible… Jorge me acusó de tramposa
con el alquiler del tipo ese Levy.
BLANQUITA
Si?
YO
Tal cual. Por suerte el arquitecto no le creyó.
Yo exploté y le repliqué con todo lo que tenía
guardado desde el principio…
que es un vago, que trabaja mal,
que se olvida de las tasaciones…
En fin, todo de todo. Después me arrepentí.
BLANQUITA
¿Por qué? Hiciste bien defenderte….
YO
Si, pero uno tiene que estar seguro
de con quién buchonea.
BLANQUITA
Lo decís por el arquitecto?
No. Confiá en él, es muy serio….
YO
A esta altura, ya no sé quien es quién…
Hablando de eso, lo que acordamos con Claudia,
dejalo sin efecto.
Vos pasá los clientes tal cual te dijo Piña, uno a cada uno.
BLANQUITA
Segura? Mirá que si Jorge quedó enojado,
te va a tirar al bombo.
YO
Y bueno, que lo haga, después veré.
En ese momento llegó el arquitecto.
ARQUITECTO PIÑA
Buenas tardes…. Milena, todo bien?
YO
Si.
ARQUITECTO PIÑA
(Mirando los escritorios vacíos)
Blanquita… Y Jorge?… Y Claudia?
BLANQUITA
Todavía no volvieron de almorzar.
ARQUITECTO PIÑA
Que no me dejen sola la inmobiliaria.
Prefiero que se turnen para ir a comer.
BLANQUITA
Les digo, quédese tranquilo.
Piña se fue a su oficina y yo a mi escritorio. Miré la agenda: tenía como 20 llamados para hacer a distintos clientes. Pero, primero el más placentero.
YO
Hola mi amor, cómo estás?
PATRICIO
Bien, divina, y vos?
YO
Tranquila ¿Tus cosas?
PATRICIO
Todo más sereno por suerte.
Y vos seguís cosechando dólares? Je Je
YO
No, fue ese día y nada más.Ja Ja
PATRICIO
Te pagaron sin problemas?
YO
Tal cual, ya tengo todo conmigo.
PATRICIO
Estás contenta? Lo disfrutaste?
YO
Más o menos.
Al otro día tuve que renegar con otras cuestiones.
Cuando nos veamos te cuento.
Y vos? Te escucho mucho mejor.
PATRICIO
Si, pasaron algunas cosas que me ayudaron.
Te las comento personalmente.
Si querés, la semana que viene. Necesito
recuperarme este finde, estoy fundido.
Pienso dormir 48 horas seguidas.
YO
Qué suerte. Te envidio.
Yo también estoy más que cansada.
PATRICIO
Pobrecita, tratá de desenchufarte de
todos los problemas. Si podés.
YO
Eso intentaré. Bueno, te dejo, viene gente.
PATRICIO
Te amo.
YO
Idem.
Corté con la felicidad de haber recuperado a ese ser tierno y cariñoso de siempre. Que me dejaba en estado de ensoñación utilizando solo palabras….
Muy lindo todo, hasta que levanté la cabeza y me encontré con la mirada desafiante de Jorge. Parecía que le salían darditos venenosos de los ojos. Y que apuntaba certeramente para que cayeran todos encima mío. Me quedé observándolo fijamente a ver si me saludaba. Y nada. Pasó por al lado mío como si yo no existiera. Junto a él, llegó Claudia. Jorge subió al primer piso, y ella se ubicó en su escritorio.
CLAUDIA
Milena, amorosa… ¿Cómo estás?
YO
Bien.
Recordé perfectamente los comentarios de Jorge sobre Claudia, ayer. Si eran verdad, seguramente habrían vuelto a conversar ambos sobre el tema durante su almuerzo. Y ella debería sentirse avergonzada, o culposa, o aunque más no sea, no resistir mirarme a los ojos. Pero no, seguía como si nada. O él me mintió al deschabarla, o ella era una perfecta hipócrita.
CLAUDIA
Blanquita, tengo clientes para llamar?
BLANQUITA
Si, tres para vos, y tres para Jorge.
CLAUDIA
Son por el edificio de Belgrano?
BLANQUITA
No, propiedades de Milena.
CLAUDIA
Dámelos todos a mí.
BLANQUITA
No, volvimos al sistema anterior. Repartiendo uno y uno.
CLAUDIA
Milena, mirá lo que está pasando….
YO
Lo pedí yo. No quiero complicaciones.
CLAUDIA
Bueno, como gustes. Pero como
me ocupo yo, Jorge no lo va a hacer.
YO
No importa. Dejemos todo como estaba.
BLANQUITA
(Atendiendo un llamado)
Holaaaaaa…. Si arquitecto, ya le digo.
(Cortó)
Milena, dice el jefe que vayas a su oficina.
YO
Ya subo.
Recorrí los escalones hasta llegar pensando que se me venía otro problema. Y efectivamente, porque cuando ingresé, estaba Jorge sentado con él. Y nuevamente mirando para otro lado. Por supuesto que el opuesto al mío.
YO
Más conflictos?
ARQUITECTO PIÑA
Ehh… tranquila. Es una consulta nada más….
Acá Jorge me comentaba de un cliente….
YO
Que pasooooó?
ARQUITECTO PIÑA
Me va a escuchar?
YO
Si, dígame.
ARQUITECTO PIÑA
Hay un señor muy interesado en el departamento
de la calle Membrillar que usted tomó.
YO
Y?
ARQUITECTO PIÑA
Lo publicamos en U$S 80.000.
¿Aceptará el dueño una oferta de U$S 75.000?
YO
No sé.
ARQUITECTO PIÑA
Por qué no lo consulta?
YO
Bueno, déme el teléfono.
ARQUITECTO PIÑA
Recuerda el número?
YO
Por supuesto, hablé con él muchas veces.
(Marqué)
Hola…¿Señor Delganso?
En ese momento, Piña y Jorge empezaron a llorar de la risa. Yo traté de disimular porque se trataba de algo serio. A mí también me había causado mucha gracia los primeros tiempos ese apellido. Después me acostumbré.
YO
Le habla Milena de Morgante Inmobiliaria….
Quería consultarlo por un interesado que tenemos.
Resulta que ofrece U$S 75.000… acepta?.
A los pocos segundos corté. Jorge y Piña dejaron de lado las risas para concentrase en mi respuesta.
ARQUITECTO PIÑA
¿Qué le dijo?
YO
Que no.
JORGE
(A Piña)
Es un boludo, no le van a pagar más.
ARQUITECTO PIÑA
Milena, el cliente le dice que no, y usted lo deja así nomás?….
YO
Y qué iba a hacer? Cargosearlo?
ARQUITECTO PIÑA
No, explicarle.
Tenemos un mercado recesivo, una contraoferta
de menos del diez por ciento es más que razonable….
YO
Ah…. No sabía. Como a mí no me gusta que me insistan….
ARQUITECTO PIÑA
A veces, la gente espera que les demos el empujoncito.
Y créame que después lo agradecen….
YO
Bueno, lo vuelvo a llamar.
Tomé el teléfono. Jorge y Piña me observaban descreídos.
YO
Si, señor, soy Milena nuevamente.
Me olvidé de darle un dato importante.
Estamos en una plaza deprimida,
para su venta y para su compra.
Quizás sea el mejor momento para poder cambiar
su departamento sin demasiados contratiempos.
Puede que ahora venda más barato,
pero también va a comprar a mejor precio.
La rebaja que le pide el interesado nuestro,
se va a poder trasladar a la compra, sin dudas.
Por lo tanto, estimo que no le va a afectar en nada.
Le acerco este dato para que, aunque sea, lo piense un poco….
¿Cómo?… Si, ya le averiguo….
(Tapando el teléfono)
Arquitecto, dice el señor si la operación es inmediata….
ARQUITECTO PIÑA
Si, firmamos en tres días.
YO
Señor? Sería en tres días…. ¿Cómo?…
(Tapando nuevamente el teléfono)
Dice si lo podemos hacer en el banco que él elija…
ARQUITECTO PIÑA
Por supuesto…
YO
Si, no hay ningún problema.
Bueno, lo esperamos esta tarde por la oficina
para que nos firme la aprobación.
(Corté)
Aceptó.
Jorge y Piña estaban tan contentos que se levantaron y me empezaron a aplaudir calurosamente. De buenas a primeras, el clima tenso se disipó totalmente.
Milagros del vil metal.
JORGE
¡¡¡Grande señor Delganso!!!!!…
o mejor… señor Delganso … ¡grande!!!!!!
viernes, 29 de enero de 2010
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