miércoles, 13 de enero de 2010

72 – ME QUIERO DIVORCIAR YA! – DE CAL Y DE ARENA

Yo soy como Messí: rindo según el entorno que me toca. Con mucho descontrol y falta de orden, funciono mal. En la selección de mi marido, ya me cansé de que no me valoren, y voy para atrás. Entonces busqué afuera otro equipo para poder lucirme. Y ahí sí que no paro de hacer goles.

Lunes. Raros lo hombres, no? Le tienen más miedo a las denuncias impositivas, que al daño moral que le pueden hacer a las esposas. A partir de mi extorsión de ayer, Vincent se quedó mansito, mansito. Vino a casa temprano, jugó con los chicos, me saludó corta pero atentamente. Y por sobre todas las cosas, ni intentó salir con ellos.

Si, son muy raros.

Todo eso hizo que mi comienzo de semana, se presentara mucho más relajado que el finde. Ahora mi mente volvía a poder estar en el trabajo.

Cuando llegué a la oficina, me esperaba el Arquitecto Piña en la recepción.

ARQUITECTO PIÑA

Cómo está Milena? Hoy a la mañana,

autoricé tres propiedades más de su producción.

YO

Qué bueno! De dónde eran?

ARQUITECTO PIÑA

De porteros que dejaron la carta en propietarios.

Si, acabo de pedir los carteles.

YO

Cuatro carteles míos ya!

ARQUITECTO PIÑA

No cuatro, serán cinco hoy.

A la tarde viene otro señor a autorizarme una más,

también de “sus” porteros.

YO

Ay… fantástico! Y yo tengo citados a unos dueños,

para convencerlos de que me autoricen y

me paguen comisión. Si aceptan, se los paso.

ARQUITECOT PIÑA

No, para qué? Autorícelos usted misma. Blanquita,

¿le puede dar las carpetas que hicimos esta mañana?

Y también le agrega la de José María Moreno.

Milena, vea cómo se llena el formulario y

la documentación que hay que pedirles.

Yo no sé si a todos les pasa lo mismo que a mí, pero estoy tan acostumbrada a los problemas, que tanta cosa buena junta me hizo emocionar. El Arquitecto se fue a almorzar y yo me senté en mi escritorio a llorar. A llorar mientras revisaba las carpetas. Jorge me miraba de reojo.

JORGE

Ché, te pasa algo?

YO

No, nada.

Blanquita escuchó el comentario y giró desde la recepción para mirarme. Al verme bañada en lágrimas se asustó y vino a mi escritorio.

BLANQUITA

Milena! Qué pasa? Tenés algún problema?

YO

No, todo lo contrario, es de alegría.

Tuve in fin de semana calamitoso en mi casa,

y llego acá y son todas buenas noticias.

Me desarmé.

BLANQUITA

(Abrazándome)

Bueno, viste que te iba a ir bien?

Te lo merecés, trabajas mucho.

Querés un tecito?

YO

Bueno.

Blanquita fue a la cocina.

JORGE

Te peleaste con tu marido.

YO

Si, pero mal, muy mal.

JORGE

Disculpame ¿no? Pero ustedes van a terminar pésimo.

No se puede estar un día a los besos y otro a las puteadas.

Te lo digo por experiencia.

Yo con mi ex, al final, ya ni

nos hablábamos, y es mejor así.

Llegó Blanquita con el té y me fui a tomarlo a la recepción con ella.

BLANQUITA

Más tranquila?

YO

Si. Lo que pasa es que me cuesta estar en dos ámbitos

tan distintos. Yo acá tengo logros, en mi casa discusiones.

BLANQUITA

Bueno querida, vos preocupate por tu trabajo,

que es la base para poder independizarte.

Y ahí se te van a ir todos los problemas.

YO

No creas, lo de ayer fue por los chicos.

Y eso va a subsistir divorciada o no.

BLANQUITA

Y si… es el padre, lo van a seguir viendo.

Pero no te preocupes, después se hacen más grandes

y ni siquiera los viene a buscar a tu casa.

YO

Vos sos un ángel. No sabés cuánto te aprecio.

Al rato llegó el primer dueño. Lo atendí en la sala de firmas. Con tantas emociones encontradas, hice un esfuerzo grande para saludarlo con amabilidad, mientras me acordaba de todos los argumentos para convencerlo.

YO

Tomamos un cafecito?

DUEÑO

Si… ¿puede ser cortado?

Pedí todo a Blanquita.

YO

Estuve pensando en lo suyo.

Por un lado, usted tiene ganas de vender su departamento,

y por el otro nosotros estamos en las mejores condiciones para hacerlo.

DUEÑO

Si, pero el caso es que no quiero firmarles nada.

No porque desconfíe de ustedes, no.

Lo que pasa es que una vez traté con una inmobiliaria que me engañó,

y vio como es el dicho, el que se quema con leche…

YO

En qué lo engañaron?

DUEÑO

Había abajo del papel, con letra muy chiquita,

una frase que decía: esta autorización se renovará

automática y sucesivamente, hasta que se notifique en

forma fehaciente. ¡Y eran unos tránsfugas!

YO

A ver, permítame que le muestre estas carpetas.

Véalas en detalle, no va a encontrar

nada raro en la autorización.

En ese momento llegó Blanquita. Con los cafés y toda su ternura. El cliente ojeaba las carpetas mirando todo muy bien.

BLANQUITA

Azúcar o edulcorante, señor?

DUEÑO

Cualquier cosa, yo en realidad le pongo miel.

BLANQUITA

Ah, yo también! Tengo en la cocina, ya le traigo.

Hay pequeños gestos, que valen más que mil palabras. La buena predisposición de Blanquita me allanó un poco el camino. El señor dejó de mirar las carpetas y recibió la miel agradecido.

YO

Vio que es muy simple la documentación?

DUEÑO

Mmmm … no sé.. ¿por qué no me manda la autorización por mail

y la veo con mi abogado?

Toucheé! Primer paso hacia la solución….

Y así estuve con los otros cuatro hasta cerca de las 16 horas. Tres autorizaron en el momento, los otros dos lo estudiarían un poco. Bien! Me dije. Llamé a Piña por el interno.

YO

Arquitecto? Nos podemos ver, así le cuento novedades?

ARQUITECTO PIÑA

Si, suba, solo cinco minutos, que viene el otro cliente suyo.

Fui corriendo por las escaleras y entré a su oficina feliz.

YO

Mire! Tres autorizaciones! Las primeras que hice yo sola!

ARQUITECTO PIÑA

(Mirando las carpetas)

Muy bien…. La felicito… y está todo muy completo…

Hoy mismo le pido los carteles….¿Están en precio?

YO

Ehh… creo que sí. ¿Le muestro algo que diseñé para las guardias?

ARQUITECTO PIÑA

(Tomando lo que le daba)

Qué es esto?

YO

¿No es mejor para que los interesados se lleven?

La tarjetita me pareció algo muy precario….

ARQUITECTO PIÑA

Sabe que es cierto? Esto está estupendo!

YO

Y lo podemos imprimir en el momento.

Lo hice con el formato horizontal de la hoja A4.

Después se dobla y parece un folletito,

de bajo costo y presentable….

Sonó el interno. Blanquita avisaba que el cliente que esperaba Piña estaba en la oficina.

YO

Bueno, me voy.

ARQUITECTO PIÑA

Por qué no se queda y mira cómo autorizo yo?.

Podría servirle de algo, y finalmente este es cliente suyo.

YO

Bueno, me quedo.

El arquitecto me dio en vivo y en directo una clase magistral de respeto, buen trato y seriedad ante un cliente. Cada día me iba sintiendo más feliz y segura en esa empresa. Menos mal que eso compensaba los disgustos de mi casa.

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