domingo, 27 de diciembre de 2009

58 – ME QUIERO DIVORCIAR YA! – RESETEANDO CLIENTES

Un marido que no está nunca es un occiso. Uno que de repente se queda todo el tiempo, un estorbo. Y no es gataflorismo. O compartimos todo desde el principio, o cada uno en lo suyo. Nada de “acting” forzado para salvar la pareja.



Lunes. Dalila estaba feliz porque con su yeso había logrado acaparar toda la atención de la familia. Excepcionalmente, Vincent se quedó por la mañana un poco más en casa, a la espera de que ella se despertara. Primera vez en la vida que le prepara el desayuno a los chicos y se lo lleva a su cuarto.

VINCENT

Bueno, acá tenemos todo para la

princesa y para el príncipe.

DALILA

Hola pá!

VINCENT

(Apoyando la bandeja a un costado)

Vení mi amorcito, sentate en la cama

que yo te sirvo. ¿Te duele el brazo?

DALILA

(Mimosa)

Y… un poco.

VINCENT

Y qué dice el campeón?

FABIO

Bien pá.

VINCENT

Yo me tengo que ir a trabajar, te encargo que

cuides muy bien a tu hermana.

Y cualquier problema, me llamás.

FABIO

Si.

Vincent se fue y los chicos se levantaron contentos. Yo pensaba que bueno hubiera sido que todas las mañanas fueran como esta. Pero, en fin…

Con el problema de la lesión de Dalila, consideré que lo mejor era no mandarla al colegio por ahora. Como tenía pactadas entrevistas con dueños vende, resolví llevármela conmigo mientras el hermano estaba en el colegio.

Cuando nos subimos al auto:

FABIO

Dalila, vení que te abro la puerta de atrás.

Yo me siento al lado tuyo y te voy mirando.

La nena se subió y Fabio le acomodó con paternalismo el cinturón de seguridad.

FABIO

Estas bien así?

DALILA

Si, gracias.

FABIO

Cualquier cosa pedime.

Dejamos a Fabio en la escuela y nos fuimos hasta la inmobiliaria.

BLANQUITA

Ay… pero miren quién vino!…

¿qué te pasó en el bracito?

DALILA

(Mimosa)

Me fracturé….

Blanquita, tan cariñosa como siempre la abrazó y la consoló haciéndola sentir bien.

BLANQUITA

Pero… qué mala suerte….

Supongo que con este problema

te vendrían muy bien unos chocolates….

DALILA

Y… si… pero me parece que mi mamá no quiere….

BLANQUITA

Milena… es por hoy….

YO

Bueno, bueno, hoy y nada más…

BLANQUITA

Entonces, Daly, esperame que ya te los

traigo de mi cartera que está arriba…

Blanquita subió al primer piso. Yo me fui hasta mi escritorio con la nena y la ubiqué en una sillita al lado mío. Para que no se aburriera le pedí que me ayudara con algunas tareas. Y ella feliz.

Llegó el vendedor Jorge.

JORGE

Buenas Milena ¿Viniste con tu hija?

YO

Si.

JORGE

¿Y no te complica trabajar con ella?

YO

(Con mala expresión)

Para nada.

JORGE

Ah… ¿Qué tal nenita, cómo estas?

DALILA

Bien.

Jorge fue hasta la recepción y Dalila me habló al oído.

DALILA

Qué buena es Blanquita…

pero éste es un mala onda…..

Sonó el teléfono de la inmobiliaria y Jorge atendió.

JORGE

Morgante Inmobiliaria…. ¿Cómo? Una tasación?

En la calle Formosa? A ver, aguarde un momento…

Jorge puso el “mute” y corrió a revisar apurado su agenda. Después retomó la comunicación:

JORGE

Ehh… si señor, el tasador Jorge me dicen que ya salió para allá.

Será cuestión de minutos… Si, el tránsito… hasta luego.

Jorge empezó a juntar sus cosas velozmente. En ese momento regresó Blanquita.

JORGE

Blanquita, salgo a hacer una tasación en la calle Formosa.

En una hora vuelvo.

BLANQUITA

Venta o alquiler?

JORGE

Un chotísimo alquiler de un ambiente.

Pero bue… me comprometí y cumplo.

DALILA

(Bajito)

Viste eso má? Qué mentiroso!

YO

Bueno, Dal, Nosotras nos vamos.

Tenemos que visitar a tres clientes.

Blanquita, me voy a ver a dueños.

Si termino antes de las cinco vengo,

si no hasta mañana.

BLANQUITA

Si, querida, quedate tranquila que le aviso al arquitecto.

Dalila, acá están tus chocolates…

¿me das un besito por si no volvés?

YO

Blanqui… ¿acá se hacen alquileres también?

BLANQUITA

Si, pero pocos. Algún cliente que lo pide nada más…

Me quedé pensando que quizás sería fácil alquilar algo para mí y los chicos. Recién acababa de darme cuenta la ventaja de trabajar en una inmobiliaria. Como un flash se me vino a la mente un lugar chiquito y barato, y nosotros tres viviendo tranquilos. Algo sin pretensiones, aunque sea, un ambiente, pero con mucha paz. Fue un sueño fugaz.

Salimos de la oficina y nos fuimos en el auto hacia los clientes.

YO

Dalita, te pido por favor que cuando entremos a cada

departamento te quedes quietita al lado mío,

sin hablar, sin tocar, ni pedir nada ¿si?

DALILA

Si, má.

Al llegar al primer dueño nos encontramos con un edificio precioso. Yo tenía que ver un piso de 130 metros cuadrados. Subimos, y al entrar, había un perrito chico y un gato siamés y Dalila quedó fascinada.

DUEÑO

Veo que trajo a su secretaria.

YO

Si, un poco averiada en el brazo, pero vino.

DUEÑO

¿Querés tomar algo chiquita?

Una gaseosa, un helado?

DALILA

(Mirándome cómplice)

No señor, muchas gracias.

YO

Bien, le parece que veamos el inmueble?

Mientras miramos anoto y le pregunto algunos datos.

DUEÑO

Si, como no. Adelante, pasen.

Hicimos la recorrida y en tanto que yo anotaba, Dalila me seguía, con la mirada clavada en las mascotas. Y al terminar:

DUEÑO

Y qué le pareció?

YO

Excepcional, y está en muy buen estado.

Tengo gente que se lo va a comprar seguramente.

DUEÑO

Pero mire que yo no pago comisión.

YO

Usted me dijo que pide 180.000 dólares?

DUEÑO

Si.

YO

Bueno, nosotros lo vamos a ofrecer a 184.000,

con la comisión incluida, así cuando se venda nos paga, le parece?

Lo nuestro es el dos por ciento.

DUEÑO

Me parece. Es razonable.

YO

Bueno, terminamos, me voy.

Le puedo pedir un favor especial?

DUEÑO

Si puedo….

YO

¿Me deja acercarme con mi hija a las mascotitas?

Ella adora a los animalitos y quisiera que los pudiera acariciar.

(Dalila feliz)

DUEÑO

Ya se los traigo.

Nos fuimos de ahí a ver a otros dos clientes. La nena se portó muy bien en los tres departamentos, pero sin dudas quedó maravillada por el primero, el del gatito y el perrito. Nos fuimos directo a la escuela de Fabio para retirarlo y en el camino de vuelta a casa no paraba de comentarle todos los detalles.

DALILA

Siii y con mamá tasamos un departamento de

ciento ochenta y cuatro mil dólares que tenía…

¡no sabés! Dos cositas así de chiquitas,,,

Los toqué y eran re mansitos….

Maaaa… podemos tener un perro?

FABIO

Uhhh ¿Sabés qué bien la pasaría

en nuestro fondo?

A mi me dan lástima los animalitos en departamentos,

pero en una casa bien grande…

YO

Noooo, de ninguna manera.

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