La convivencia puede ser un paraíso o un infierno. Un crucero por el Caribe o Guantánamo. Todos los que “zafaron” del martirio, con divorcio largo o corto, me terminaron diciendo: “Esto lo tendría que haber hecho antes”.
Martes. Me sentía entusiasmada con el trabajo. Difícil y con muchas cosas para aprender, pero estaba dispuesta a hacer el sacrificio. A esta altura ya había hecho como trescientos llamados, todos a clientes de la constructora. Bastante fácil. Claro, porque la empresa tenía buen prestigio acumulado por años. Los compradores los respetaban por los departamentos construidos de muy buena calidad. Y encima, Morgante había implementado un estupendo servicio de post venta. Caros, pero los mejores.
Ese día llegué a la oficina con la premisa de comenzar a llamar a los temibles Dueños Vende. Me acordaba de las palabras de Patricio:
“Pedirle a un Dueño Vende que le de la propiedad a una inmobiliaria, es como decirle a D´Elía que se haga oligarca”.
No obstante el miedo, respiré profundo y comencé telefónicamente con el primero.
YO
Hola, buenas tardes….
DUEÑO
Si…..
YO
Este… usted sacó un aviso para vender su departamento?
DUEÑO
Si… quién habla?
YO
De… la inmobiliaria… Morgante…
DUEÑO
Qué inmobiliaria?
YO
Morgante
DUEÑO
No la conozco… ¿qué necesita?
YO
Bueno… nosotros podríamos vender su departamento….
DUEÑO
No me interesa. ¿No vio que lo vendo yo?
El tipo me cortó de mala manera y quedé perturbada. Ni el imbécil de Vincent me había tratado así. A un costado me miraba Jorge, el vendedor.
YO
Uf, qué difíciles son los dueños…
¿Vos con qué argumentos los convencés?
JORGE
(Pedante)
Yo no soy productor, soy vendedor tasador.
YO
Claro, pero si alguien tiene que vender,
¿cómo lo inducís a que te de la venta?
JORGE
Y, no sé. Es difícil de explicar. Es algo de uno…
¡Blanquita! ¿Me hacés un café?
Desistí de interrogarlo. O no sabía, o no quería decirme.
Traté de tomar coraje e insistir con un nuevo llamado.
YO
Hola, si, le quería preguntar por su departamento….
DUEÑO
Ah, es muy lindo, y está muy en precio.
YO
Si?
DUEÑO
Totalmente. Tiene dos dormitorios muy amplios, un baño,
cocina comedor con lavadero incorporado…..
YO
Qué bien….
DUEÑO
Si, y tiene mucha luz… Además, no hay gastos de comisión.
Yo se lo vendo a usted, usted me lo compra a mi,
y en el medio nada que pueda complicarnos.
Cuando me ponía muy nerviosa me solía bajar mucho la presión. A estas alturas debería tener 6 – 2. ¿Cómo seguir?
YO
Bueno, yo sinceramente, soy de la inmobiliaria….
DUEÑO
Otro más? Y porqué no me lo dijo?
YO
Se lo iba a decir…
DUEÑO
Yo no trato con inmobiliarias.
Esto es dueño directo ¿me entendió?
Me habló todo a los gritos y después cortó. Me quedé mal y pedí con urgencia que el Arquitecto Piña me recibiera en su oficina.
YO
(Angustiada)
No voy a poder. Es terrible llamar a los dueños.
No sé cómo tratarlos. Como convencerlos. Ni me escuchan.
ARQUITECTO PIÑA
Bueno, primero serénese.
(Toma el teléfono)
Blanquita, por favor, trae dos cafés a mi oficina?
Milena, escúcheme bien. Los dos sabemos que le falta experiencia,
pero la va a adquirir, no me cabe ninguna duda.
Usted lo que sí tiene es mucho empuje.
Buena predisposición. Además es encantadora.
Créame, le va a ir muy bien.
Ahora … tropiezos, inconvenientes, desilusiones…
son parte del aprendizaje. Tiene que tener paciencia.
Así, estuvo un rato consolándome, pero de lo que me dijo, nada logró sacarme el miedo a volver a llamar. Me quedé como bloqueada. Incomprensible, pero real. Me daban ganas de llorar. Por un lado, necesitaba imperiosamente crecer en mi nuevo trabajo, y por el otro, sentía que estaba cayendo en el más profundo y real fracaso.
Eran las 15,30 y no tenía ganas de seguir en la oficina. Todavía demasiado temprano para retirar a los chicos. ¿Qué hacer? Llamé a Patricio, que si bien estaba comprobado no sería mi gran amor, sí era la persona que más me serenaba en los momentos críticos. Y por suerte disponía de tiempo.
YO
Blanquita, me voy.
BLANQUITA
Bueno preciosa. A qué hora volvés?
YO
Me parece que no vengo más….
BLANQUITA
(Preocupada)
Qué te pasó?
YO
(Afligida)
No sirvo para esto, recién unos clientes me trataron muy mal.
BLANQUITA
Qué raro… yo te escucho hablar y
me parece que tenés un encanto…
YO
Me gritaron… me dijeron que no los llame más…
BLANQUITA
(Tranquilizándome)
Bueno, querida, andate a tu casa y mañana será otro día…
YO
Estoy metida en una trampa…
y por más que lo intento, todo me sale mal…
No pude aguantar el llanto, y Blanquita se preocupó todavía más. Le conté lo de mi inminente divorcio y mi necesidad de independizarme económicamente.
BLANQUITA
Bueno, calmate, no sabía que te pasaba todo eso.
Si querés, a esos clientes los llamo yo…
YO
No, es mi trabajo… y veo que no puedo.
BLANQUITA
Los llamo y después te los paso…
Encantadora ella toda. Solo trataba de ayudarme, pero mi estado de ánimo era tan pobre que todo me parecía insuficiente. Y así, desganada y triste me fui a encontrar con Patricio.
Quizás él, con toda su experiencia, me pudiera orientar.
YO
La tarea inmobiliaria no es para mi.
PATRICIO
Ehhh ¿Tan pronto?
YO
No sirvo. No le demos más vueltas.
PATRICIO
Milena, tranquila contame qué te pasó.
YO
Los dueños vende que llamé me maltrataron.
Prefiero un trabajo común de empleada y
después veré cómo hago con los chicos.
PATRICIO
Pero vos no estudiaste Relaciones Públicas?
Eso también es saber resolver conflictos.
YO
Si, pero no conflictos conmigo, o faltas de respeto.
Yo aprendí a generar buenos vínculos empresariales y comerciales.
Esto es muy bajo. Me gritaron ¿entendés?
PATRICIO
Mi amor… es al principio, hasta que le tomás la mano.
YO
Y cuando le tomo la mano ¿qué?
Me gritan y aprendí a aguantármela,
o yo les grito más?
Pobre Patricio. Hizo lo imposible por ponerme bien y convencerme, pero no pudo.
Me fui de ahí a buscar a los chicos y después de cenar me acosté temprano. No tenía voluntad para hacer nada relacionado con el trabajo.
Ya en la cama, pensaba si el camino que había iniciado era el correcto.
Si no sería mejor encarar un juicio de divorcio e irme con mis padres.
O echar a Vincent de casa.
O quedarme quieta y no hacer nada.
lunes, 21 de diciembre de 2009
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