lunes, 21 de diciembre de 2009

51 – ME QUIERO DIVORCIAR YA! - VAMOS BIEN

Yo era cariñosa, confiada, generosa. Y, lentamente, me fuiste encerrando en esta trampa de obligaciones, solo mías. Hasta que me cansé. Y reaccioné. Ahora soy esta fiera acorralada que solo a vos quiere atacar.


Lunes. Lo bueno de la salida de ayer con los chicos fue que, a su manera, se divirtieron. En el camino de vuelta en auto, se reían todo el tiempo por los clientes “sapos”. Me decían que mi trabajo les gustaba y que estaba bueno acompañarme. Y eso era fantástico. Me daba la impresión que no tendría que depender de nadie que los cuidara. Quizás, podría compatibilizar ambas cosas si todo seguía así.

Ayer, cuando volvimos, a eso de las cinco, Vincent dormía como el mejor. Dalila se puso a acomodar su placard y Fabio a ver la tele. Yo a completar datos en la computadora. También miré algunas páginas inmobiliarias con fotos y fichas, para evaluar distintas propiedades. Me había propuesto un plan de “estudiar” por lo menos veinte por día, tal lo que me había aconsejado Patricio.

El lunes por la mañana, ya un poco más organizada, comencé con mis tareas sin perder tiempo. Consideré que lo mejor sería ocuparme de la casa y los asuntos de los chicos primero, así tendría todo el resto del día para ir a la inmobiliaria y hacer llamados. Al mediodía almorzamos y salimos para los colegios y el trabajo. Llegar a la oficina se me hacía cada vez más placentero.

YO

Hola Blanquita cómo pasaste el finde?

BLANQUITA

Ay, bien, con mi familia, todos juntos.

YO

Que bueno… ¿y vos Jorge?

JORGE

Bien. Tranquilo. Fui a buscar a mi hija y

la llevé a ver una obra de teatro.

YO

Qué edad tiene?

JORGE

Siete.

YO

Y vos… ¿estás divorciado?

JORGE

Si, felizmente.

YO

Felizmente?

JORGE

Es una forma de decir….desde hace siete años.

YO

Ah…. Qué lástima.…

Ayer fui a conocer el edificio de Belgrano.

JORGE

Si? Qué tal es?

YO

Divino, pero… ¿vos lo vendés sin conocerlo?

JORGE

Seeee. No hace falta.

Raros los comentarios de Jorge. Raro Jorge. En un momento él se fue de la oficina y me despaché con Blanquita:

YO

Blanqui, qué onda Jorge?

BLANQUITA

Y… él es un poco… seco.

YO

Pareciera como que nada le importa demasiado.

BLANQUITA

Si, le falta chispa.

YO

Y el arquitecto? Ese tipo me encanta.

BLANQUITA

Es un Dandy.

YO

Puro glamour. ¿Viste que todos los arquitectos son así?

BLANQUITA

Siiii. Pero él es más que exquisito.

YO

Diríamos ..¿afrancesado?

BLANQUITA

Vos decís gay? Noooo todo lo contrario.

Cada vez que sale a “tasar terrenos”

es que tiene algún “fatito” personal… Y cotiza seguido!

YO

Es casado?

BLANQUITA

Divorciado.

Me quedé pensando que si todos anduviéramos por la vida con un cartelito luminoso en la cabeza que hablara de nuestros rasgos sobresalientes, el de Blanquita diría “Amorosa”, el de Jorge “Apático”, el de Piña “Distinguido” y el mío “Desesperada”.

Al rato me reuní con mi jefe.

ARQUITECTO PIÑA

Milena, me enteré por planillas que estuvo

en Belgrano. ¿Cómo se le ocurrió?

MILENA

El sábado llamaba a los clientes de la constructora

y cuando me preguntaban algunos detalles, no sabía

qué contestarles. Ahora me siento un poco más segura.

ARQUITECTO PIÑA

Bien. Bien. Acá llegaron sus tarjetas.

Se las hice con el apellido de casada,

es más fácil de recordar para los clientes.

Me dio la cajita y las miré con emoción. “Milena Mendoza, Productora, Morgante Inmobiliaria”.

YO

Gracias.

Quería hacerle unas preguntas.

ARQUITECTO PIÑA

Dígame.

YO

De todos los clientes que llamé, a muy pocos

les podría interesar mudarse a Belgrano.

A esa gente, que se quiere quedar en Caballito y Flores,

¿qué les podemos ofrecer?

ARQUITECTO PIÑA

Y… no tenemos nada.

Lo último es el edificio que usted vio.

YO

Y no les podemos buscar algo?

ARQUITECTO PIÑA

Buscar? No, eso es complicado. Hay un sistema inmobiliario

al que pertenecemos que nos permite hacer negocios con otros

colegas, pero eso deja poco, la cuarta parte de una venta normal.

Además, la gente cambia de parecer con mucha facilidad.

Podríamos hacerlo, pero puede ocurrir que estemos una

semana trabajando para algún comprador, y al final decide otra cosa.

O salen ellos mismos a buscar por su cuenta sin acordarse de nosotros.

Lo más seguro es tomar propiedades y venderlas.

Ahí, una vez que firmaron la autorización,

difícil que haya vuelta atrás.

YO

Entiendo….

ARUITECTO PIÑA

Milena, cuando termine con esos clientes,

si quiere, puede pedir más en la constructora.

Otros que compraron entre cinco y

diez años atrás en edificios nuestros..

No sé si todos seguirán viviendo ahí.

O si tendrán el mismo teléfono, pero….

YO

No se preocupe, los investigo.

Ah… me olvidaba.. hay un señor que llamé el

sábado, que quiere que le tasen el departamento.

Es uno de la calle José María Moreno, y yo no se tasar, por ahora.

ARQUITECTO PIÑA

Páseme los datos que voy.

YO

Bueno, enseguida.

¿Lo puedo acompañar cuando vaya?

Así veo como es eso.

ARQUITECTO PIÑA

Por supuesto.

Salí de su oficina contenta y seguí llamando gente hasta que se hicieron los horarios de los chicos y me fui. Al llegar a casa, Fabio y Dalila tomaron la merienda y comenzaron con las tareas escolares. Mientras, yo me encerré en el dormitorio para hacer llamados más tranquila. Había calculado ocupar cinco minutos con cada cliente, y así llegar a las ocho y media de la noche con 25 llamados más realizados. Y más o menos se cumplió. Después, los chicos se bañaron, comieron y se acostaron. Entonces decidí pasar todos los datos a la computadora, para que siguieran prolijitos y organizados. Viendo que cada vez le dedicaba más tiempo a Internet, puse el equipo a un costado del living así podría vigilar a los chicos mientras trabajaba. Estaba en eso cuando llegó Vincent. Serían las doce de la noche. Ni me saludó, ni lo saludé. Fue directo al dormitorio y por el ruido supe que otra vez estaba tirando su ropa del placard al suelo. Después se bañó y se fue cantando.

¡Ay querido, esa película ya la vi!….

La cuestión es que me quedé sola y tranquila con la compu hasta las dos de la mañana. Al irme a acostar, estaba toda la cama y el piso plagados de ropa del “señor”. Sin perder tiempo ni energías, tomé una bolsa de residuos muy grande y metí todo adentro para después arrinconarlo en el placard.

Y lo más pancha me fui a acostar.

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