lunes, 9 de noviembre de 2009

8 - ¡ME QUIERO DIVORCIAR YA! - CORTOCIRCUITO

Hay gente que quiere mantener sus propias reglas como cuando estaban solteros. Entonces, la familia que forman solo sirve para acompañar su estilo de vida. Son los casados/solteros.


Vincent pasó todo el domingo durmiendo. El lunes a la mañana se levantó contento como nunca. Y una vez más yo no lograba entender qué le pasaba.

VINCENT

Ahhh! Qué bien me hizo dormir 15 horas

seguidas, estoy renovado.

YO

Que bien…

VINCENT

¿Qué te pasa? Ahh tenemos una charla pendiente…

YO

Bueno, te acordaste. Mirá, yo sé que

te dedicas mucho al negocio…

VINCENT

No, ahora no. ¿Y si te vengo a buscar esta

noche y nos vamos todos a cenar afuera?

YO

A las 11 de la noche los chicos están durmiendo.

VINCENT

Bueno, por una vez que se acuesten más tarde.

YO

No, en días de semana ellos tienen su rutina.

Además tenemos que hablar los dos a solas.

VINCENT

Y bueno, dejalos.

YO

¿Solos en la casa?

VINCENT

¿Y qué va a pasar?

YO

No se, eso no me gusta, hay muchos robos.

Además, si se despiertan…

VINCENT

Está… Si a cada solución le vas a

encontrar un problema…. Mejor me voy.

Vincent se va un poco ofendido y yo también me quedo mal. Otra vez más vuelvo a sentir que somos casi opuestos. Nos importan cosas diferentes, tenemos prioridades distintas.

Por suerte cada vez que se levantan los chicos me meto de lleno en el mundo fantástico de ellos y todo malestar se me olvida.

DALILA

Hola ma, anoche soñé que en la Gala

de Patín de mañana me caía.

YO

No mi amor! Quedate tranquila que todo te va a salir bien.

FABIO

Y si te caés ¿qué? Te levantás, disimulas y seguís….

Y así siguió entre ellos una mini discusión sobre lo mejor que hay que hacer ante un contratiempo. Más tarde comieron y los llevé a la escuela. Cuando vuelvo a casa, noto que la perilla de la luz del baño no funcionaba. Entonces llamo al electricista, que afortunadamente vino a la media hora. Habrá estado unos cuarenta minutos trabajando hasta que terminó. Controlé que todo estuviera funcionando bien y me dispuse a pagarle los cien pesos que costaba su trabajo. Voy hasta la bibliotequita y reviso el libro “Introducción a las Relaciones Públicas” donde siempre estaba la plata guardada y resulta que no había nada. Me desespero y vuelvo a repasar hoja por hoja, y nada. Controlo otros libros y nada. Entonces decido llamar a mi marido.

YO

Me pasó algo, la plata del libro, no la encuentro…

VINCENT

Me la llevé yo.

YO

Y porqué no me avisaste?

VINCENT

Si necesitás me pedís y yo te doy.

YO

Bueno, tengo que pagarle al electricista cien pesos.

VINCENT

Cien pesos! Qué se rompió ahora?

YO

La perilla del baño.

VINCENT

Es un robo, cómo te cobra tanto? Si andaba bien…

YO

Vincent, está el señor ahora, acá, esperando que le pague.

VINCENT

Bueno, yo no sabía, si no me avisaste nada.

Decile que te espere hasta mañana.

Bueno, te corto que estoy con gente.

Avergonzada me dirijo al electricista.

YO

Le puedo pagar mañana?

ELECTRICISTA

Usted NO me dijo que hoy NO me pagaba.

Y yo el trabajo ya lo hice.

YO

Está bien, tiene razón, déme su dirección

y yo le prometo que en una

hora la plata está en su casa.

Me dio los datos de mala manera y se fue. Furiosa me subí a mi auto.

En 20 minutos había recorrido las 50 cuadras que separan al negocio familiar de mi casa.

Al llegar estaciono así nomás y con un terremoto de odio encima me voy directo hacia Vincent, que en ese momento estaba con dos de sus empleados.

YO

¡Vengo a buscar la plata del electricista!

VINCENT

Ehhh, pará un poquito...¿tanto lío por un electricista?

YO

Le podía haber pasado algo a los chicos,

se me podía descomponer el auto, miles de cosas!

No tenés por qué llevarte toda la plata de la casa.

No vuelvas a hacer nada sin avisarme!

Y ahora dame la plata que me quiero ir.

Vincent me mira con el mismo odio que yo a él. Al ver que estaban sus dos empleados siguiendo atentos la discusión, sé que se sintió humillado. De pronto, abre la caja y saca toda la plata. Se la guarda en los bolsillos, le dice a los empleados “vámonos”. Salen todos y me dejan sola en el negocio.

Yo no sabía qué hacer, estaba angustiada, desesperada, confundida.

De pronto llega un cliente.

CLIENTE

Hola, soy del restaurante de la esquina,

vengo a pagar una cuenta que les debía.

¿Usted trabaja acá? Me puede cobrar?

YO

Si, claro que si... ¿cuánto es?

CLIENTE

Son trescientos cincuenta pesos.

El cliente se va y tras él salgo yo con esa plata.

Ese día pude pagarle al electricista, pero el precio de cumplir fue descubrir la tremenda crueldad de Vincent. De Vincent y la rep… ma… que… lo p……

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