La formula de la violencia doméstica es esta: Mensaje propio que no llega a oído marital = desconcierto. Desconcierto que genera insistencia = rechazo marital. Rechazo marital que genera gritos = acuse de histeriqueo. Acuse de histeriqueo que genera insultos = replica de insultos grado 7 en la escala Richter. Fase terminal = palo por la cabeza (al marido)
Viernes. Vincent no durmió en casa a la noche. Y otra vez estuve acomodando todo lo que había tirado. Después de llevar los chicos al colegio volví. Y con la consigna de deponer actitudes hostiles, pensé en llamarlo. Totalmente convencida de que un divorcio no tiene por qué generar un clima de agresiones in crescendo que podrían perturbar a los hijos.
De pronto lo ví llegar. Entró cantando. Y ni bien abrió la puerta me paré frente a él.
YO
Hablemos.
VINCENT
Estoy apurado, solo vine a cambiarme.
YO
(Tomándolo del brazo)
Es un minuto.
VINCENT
(Con fastidio)
Un minuto, no más.
YO
Vos no podés hacer cualquier cosa.
Esto es un hogar, no un bulín.
VINCENT
¿Te molesta que salga a la noche?
YO
Noooo… me molesta que tires todo,
que cantes a la media noche, que digas cualquier cosa y
no te acuerdes que los chicos pueden escuchar….
VINCENT
Si, claro… me querés contar que no te molesta…
YO
No! Vos podés hacer lo que quieras con tu vida,
pero no contamines estas cuatro paredes.
No vengas a dejar tu mugre acá.
VINCENT
A vos lo que te molesta es que me
pediste el divorcio y yo estoy lo más bien.
YO
No! Primero que no te pedí nada, te lo informé.
Y segundo, yo no quiero que te pongas mal,
simplemente me alcanza con que lo asumas.
VINCENT
Y no ves cómo lo asumí?
Voy, vengo, salgo, me divierto…
YO
Y porqué dejás todo tirado? Por qué ensuciás a propósito?
Para qué venis a cambiarte acá?
VINCENT
Milenaaaa… estás celosa….
YO
No estoy celosa. Estoy tratando de que terminemos
civilizadamente. Que seamos capaces de ponernos de
acuerdo con las responsabilidades de cada uno…
Y veo que vos no hacés nada de esto.
VINCENT
Yo hago cosas. A mi manera pero las hago.
YO
¿Qué hacés?
VINCENT
Ay… ¡Cómo son las mujeres! El otro día me
mostré preocupado porque te querías divorciar,
traté de que razonaras, de complacerte,
y ¿qué logré? ¡que me echaras de casa!
Entonces cambio, me pongo bien “turro” y así
consigo que seas vos la que me pide que hablemos.
Y también me doy cuenta que ahora no querés que
me vaya, sino que deje todo en orden.
O sea, que viva acá, pero ordenadamente.
Tengo una amiga que dice que la pareja es como la comisaría: todo lo que digas puede ser usado en tu contra. Y Vincent entendió cada gesto mío, cada palabra, según su conveniencia.
De pronto me abraza y noto desesperada que malinterpretó mi discurso.
Entonces decido ir a fondo.
VINCENT
Te quiero. Sabes que te quiero.
YO
Yo también te quería.
VINCENT
Ay si?
YO
Si, hasta que un día me diste asco.
Sos tan egocéntrico, tan básico, tan mezquino,
que agradecí la noticia de tu infidelidad que me dio Pepe
para que todo se termine de una vez.
jueves, 19 de noviembre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario