La pareja ideal no existe. Pero si existe el método personalísimo que cada una encuentra para poder convivir. A veces es una conexión profunda de valores y criterios. A veces, un sistema superficial que les permite seguir juntos.
Sábado. Si hay personas incondicionales en la vida de cada uno, esos son los padres. Con ganas o sin ellas siempre te dicen que sí, siempre te ayudan. Fui de tarde con los chicos a la casa de ellos para blanquear de una vez por todas lo que me pasaba con Vincent. Y pensé ser muy clara: “Papá, mamá, tengo que divorciarme y, con dos hijos de 8 y 10 años, no me queda otra que contar con ustedes: decidí dejar mi casa para mudarme acá”. Me imaginé un sí rotundo y yo viviendo ahí nuevamente, con días de paz y un entorno ordenado que me ayudaría a recomponerme. Además, no nos faltaría comida y podría trabajar fácilmente, ya que los chicos estarían tranquilos y en buenas manos. Perfecto.
Al llegar, lo de siempre. Mucha alegría, muchos abrazos.
Pasamos a la cocina: un lugar muy amplio con gran mesa y televisor prendido todo el tiempo.
MI MADRE
Milena, estás comiendo bien vos?
Te noto más flaca que nunca.
Yo me miré un poco y de pronto recordé que con tantos problemas casi no tenía hambre.
MI MADRE
Hoy almorzaste?... Ya te preparo un churrasco.
Me entregué mansamente a sus cariñosos cuidados. Fui hasta el cuarto de mi hermana , la gorda, la soltera, la díscola. Trámite ineludible cuando iba a esa casa. Desde que tuve uso de razón me azotó una duda: ¿es tan madita como a mí me parece, o se hace? Al verme dibujó la sonrisa fingida de siempre y me preguntó cosas intrascendentes sin el menor interés por la respuesta. Siempre se hizo la que amaba a mis hijos, cuando yo sabía perfectamente que no los aguantaba, en especial al nene. Fui hasta el que era mi dormitorio: estaba intacto. Me imaginé ocupándolo con Dalila y Fabio. Y si, pensé: creo que el espacio es suficiente.
Volví a la cocina con mis padres.
YO
Mami, mi cuarto está tal cual lo dejé.
MI MADRE
Si, porque ahora lo usa tu padre para dormir la siesta.
Está más fresquito. Y de paso me deja mirar tranquila la novela.
YO
Ahhh… De todos modos yo quería hablar con ustedes.
Dalila, Fabio, ¿pueden ir a ver tele al dormitorio con la tía?
DALILA
Siiii!!!!
FABIO
Uhhh… ¿No puedo ir a jugar con la pelota al patio?
MI MADRE
No querido, a esta hora no, porque molesta
a los vecinos. Anda con la tía…tiene caramelos…
Fabio se fue para nada convencido. Y yo cerré la puerta de la cocina para que no se escuchara.
El ambiente se llenó de un humo penetrante por el churrasco.
De golpe apareció mi hermana, la gorda, la soltera, la intempestiva.
MI HERMANA
Qué… ¿estás haciendo carne a esta hora?
MI MADRE
Si, para tu hermana.
La gorda, la soltera, pegó un salto hasta la heladera y la abrió.
MI HERMANA
Noooo, era mi comida de esta noche!....
MI MADRE
Milena lo necesita más que vos.
MI HERMANA
Pero era mi dieta…. Entonces vas y me comprás otro….
MI MADRE
Ni voy ni te compro porque no tengo plata.
Si querés adelgazar cerrá la boca y listo.
Mi hermana se fue dando un portazo. Mi padre seguía mirando tele.
YO
Eh… les quería contar que…
las cosas con Vincent están muy mal….
Mi padre dejó de atender el televisor y mi madre de cocinar. Y estacionaron sus ojos preocupados sobre mi persona.
MI MADRE
¿Qué pasa?
YO
No nos entendemos, tenemos discusiones por todo,
Vivo cada vez peor…. Y estoy muy harta.
MI PADRE
Te pegó?
YO
No, nada que ver…
Ante mi respuesta los dos siguieron con lo que estaban haciendo y me prestaron atención relativa.
MI MADRE
Ah… qué susto!
YO
Pasa que él trabaja todo el día y
casi nos volvimos dos desconocidos….
El negocio terminó siendo la excusa perfecta para no vernos.
MI MADRE
Bueno, pero eso es un merito, la mayoría de los
hombres detesta trabajar…Y algunos no entienden
que-tanto-tiempo-en-casa-molestan…Hay que salir a producir.
Increpadora, lo miró de reojo a mi viejo que siguió inmutable mirando televisión.
YO
Si, puede ser, pero económicamente la paso mal.
Casi no tengo plata para vivir.
MI MADRE
Y sacásela… Yo a tu padre le afanaba plata
del pantalón mientras dormía.
Él lo dejaba prolijito acomodado arriba de una silla...
MI PADRE
Si, hasta que un día me avivé gracias a un botón
chiquito que dejaba apoyado.
Cuando el botoncito no estaba…
¡Zas! Había pasado la guadaña!...
Los dos se rieron de la anécdota. De pronto golpearon la puerta suavemente.
FABIO
¿Puedo entrar a la cocina?
Por la carita triste que tenía noté que había escuchando la conversación.
Mi padre se dio cuenta y para distraerlo le salió con otro tema.
MI PADRE
Fabio, querés que te enseñe un versito?
FABIO
Bueno abu.
MI PADRE
Pelotas chicas, pelotas grandes…
¡Qué pelotas tiene Fernandez!!!!!
Fabio estalló de risa. Sabía que no me gustaban las malas palabras así que disfrutó el doble con el versito del abuelo. Llegó Dalila.
DALILA
Má, te muestro el pasito que me enseñó la tía?
Le digo que si, y al instante se empieza a contornear con movimientos sensuales.
DALILA
La vecinita tiene antojo… Y menea, menea, menea….
Al final, no les conté nada de mis planes. En el camino de vuelta a mi casa pensé que ellos ya tenían su rutina, su estilo y sus códigos. Todo lo que yo no compartía para nada. Y la idea tampoco era complicarles la vida.
Conclusión: no es por acá tu camino Milena.
sábado, 21 de noviembre de 2009
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