sábado, 14 de noviembre de 2009

13 – ME QUIERO DIVORCIAR YA! – SÚPER IR AL SÚPER

Yo tengo una frase de cabecera: “A grandes presiones, grandes soluciones”. Es una especie de tributo dedicado a la gente que me complicó la vida. Porque casi siempre, al final, me hicieron un gran favor.


Es sábado. Vincent no durmió en casa a la noche. Seguro se habrá quedado en el negocio.

Bah! Ya no quiero que me importe! Si mi relación con él se arregla naturalmente, mejor.

Si no, voy a hacer las cosas según yo creo y que todo se vaya al infierno.

Me parece que tanto intentar explicarle fue contraproducente.

Esto no empezó ahora. Comenzó el día que nos conocimos. Él actuaba tan diferente a todos los demás: nada convencional, siempre sorprendente, siempre original, siempre sobre protector.

Y yo lo ponderaba. No me daba cuenta que en realidad hacia lo que se le cantaba. En retrospectiva lo veo como un autoritario del demonio que nunca admitió ajustarse a reglas o compromisos, que nunca respetó a los demás, que sus inseguridades lo volvían un tipo posesivo, manejador y manipulador de todos los que lo rodeaban.

Y yo lo dejaba hacer, convencida de que lo importante era estar juntos. Porque lo amaba. Entonces, qué más dá si íbamos a un lugar o a otro, de una forma u otra. Esas decisiones para mí eran cuestiones menores. El problema es que se confundió. O lo dejé que se confundiera.

Y así el “monster” fue creciendo y ocupando espacios de poder. Solito él allá arriba mandando.

Estaba en esos pensamientos cuando se me acercan los chicos.

FABIO

Má, hoy a las 5 tenemos el cumpleaños de André.

YO

Si, me acuerdo.

DALILA

¿Qué le llevamos de regalo?

YO

Hummm…. Se los alcanzo a las 8 cuando los voy a buscar.

DALILA

Uh... eso queda mal…

Me siento abrumada. Realmente no compré nada para André. Fabio me mira fijo.

FABIO

Má ¿estás triste?

YO

(Disimulando)

Noooo…. Solo me duele un poco la panza….

FABIO

¿Comiste el fiambre del otro día?

Decidí hacer compras mientras los chicos estaban en el cumpleaños. Averigüé que en Jumbo aceptaban cheques, entonces preparé la lista y partí.

Fue tan placentero! Recorrí las góndolas con tranquilidad, mirando detenidamente los productos y las fechas de vencimiento. También controlaba si tenían grasas trans y las vitaminas y minerales adicionados. Elegí el regalo de André. ¡Todo divino!

Cada vez me acordaba menos de Vincent. Creo que iba logrando dejar atrás toda esa culpa que quizás me había inyectado él mismo…

O en todo caso, no importaba por qué, pero ahora me sentía un poco más en paz.

Cuando llego a las cajas tenía como 4 changuitos delante mío. Miro la hora, y era temprano para buscar a los chicos, entonces me dediqué plácidamente a mirar a mí alrededor.

Y justo adelante, agachado, había un tipo que les explicaba a los hijos chiquitos que no les compraba chocolates porque quería que estuvieran sanos. Me llamó la atención porque utilizaba los mismos argumentos que yo tengo con los alimentos de mis hijos. Los chicos le decían que tenían hambre y él los convenció de que era mejor comerse una banana. La sacó de la bolsita y se las peló. Antes sacó una botellita chiquita del bolsillo con alcohol en gel y un pañuelito descartable y les limpió las manos. De pronto miro su changuito y descubro que había comprado casi las mismas cosas que yo: yogurt, leche, frutas, verduras, carne, agua mineral.

Nada de gaseosas, ni fiambres, ni embutidos.

Él terminó de atender a sus niños y me descubrió mirándolo con ternura y admiración.

Recién ahí me di cuenta que además era lindo. Nos sonreímos.

Después de pagar me dirigí a la cochera con el chango ¿Y qué descubro? Que el auto del “Superpadre” estaba estacionado al lado del mío. Él terminaba de acomodar prolijamente las bolsas en el baúl, mientras sus chicos ya estaban en el asiento de atrás en sus sillitas. Pienso: no tira todo así nomás como Vincent.

Y lo vuelvo a mirar con ternura. Y me vuelve a descubrir. Entonces, cierra el baúl de su auto y se me acerca.

SUPERPADRE

Hola, me gustaría que me pudieras llamar un día.

Tomá mi tarjeta.

YO

(Mirando la tarjeta)

Me encantaría, pero yo… soy….un poco… casada…

SUPERPADRE

(Sonriendo)

Yo también…. Llamame….

Se va y la leo: Patricio Sanders, Gerente, Inmobiliaria Sanders.

Guardo la tarjeta en la cartera y me voy pensando y pensando. Delirando y soñando. Llego al cumpleaños de André, le damos el regalito y nos vamos.

En el camino Fabio me mira.

FABIO

Má ¿te sentís mejor?

YO

Por qué?

FABIO

Lo de la panza ¿se te pasó?

YO

Ah… si.

FABIO

Se nota.

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