lunes, 1 de febrero de 2010

93 – ME QUIERO DIVORCIAR YA! – EL ALMA DE LA CASA

“Con la verdad no ofendo ni temo”… Mentira!!!! Así, lo único que fui logrando en la vida son enconos de la gente por mi franqueza. En cambio, mi marido actuaba sobre la psicología de cada uno, seduciéndolos con todo aquello que necesitaban escuchar. Resultados: yo una fila de enemigos, él una de leales.

Lunes. Una vez más, por esas cosas de las circunstancias, volví a quedar como la Cruela Devil de la película. Ayer, después del incidente con la vecina, los chicos se pasaron toda la tarde adulando al padre. Grosso, genio, ídolo. Y él sentado cómodamente en el living mirando tele henchido de orgullo. Todo eso mientras yo preparaba la cena en la cocina. A la hora de sentarnos a comer parecíamos un equipo de rugby. Ellos tres amontonados en una punta y yo sola en la otra. Vincent les cortaba la comida y se ufanaba dándoles enseñanzas sobre la vida. Dalila y Fabio lo miraban y escuchaban embelezados. Claro, yo quedé como la peleadora de la familia, y él como el gran sabio componedor. Cada tanto, mi engreído marido, me lanzaba una miradita sobradora. Qué odio me daba! Y no es porque yo fuera celosa, nada más lejano. Lo que pasa es que ardía de ira porque no me gustan las injusticias.

Por las noches, era usual que únicamente yo me ocupara personalmente de despedir a los chicos cuando ya se habían acostado. Un poco para acomodarles la cama y otro para darles el besito de las buenas noches. Esta vez, los muy traidorcitos vendiditos, pidieron que fuera también el padre.

Ya a la mañana, me ocupé de dejar todo listo para la noche. La cena era unos bifecitos de lomo con puré de zapallo. Más prepararles toda la ropa, más acomodar el hogar, más vigilar los deberes de la escuela. Sin embargo, todo eso no fue tan festejado como la llegada triunfal de “Vincent al rescate”.

Mientras preparaba el almuerzo, observé desde la ventana de la cocina a Doña Marta parada en la puerta de su casa. Parecía que estaba esperando a alguien.

Como a las dos horas, cuando estuvimos listos para salir a nuestras obligaciones, sacamos el auto y ella todavía seguía en el mismo lugar. Muy seria y con la mirada perdida observando obsesivamente hacia un lado y otro de la calle. Apenas si nos miró. No nos saludó. Seguimos despacito por la cuadra.

FABIO

Doña Marta estaba llorando.

YO

Si?

DALILA

A lo mejor le duele algo.

Detuve el auto unos instantes, y la volví a mirar. No es que yo fuera buena samaritana con la gente. No. Lo que pasa es que a mí me mata la culpa. Si esa mujer llegara a necesitar algo por un inconveniente de salud, yo la desatiendo y después termina pasándole algo, seguro que no me lo perdonaría.

Retrocedí hasta ella.

YO

Buen día. ¿Tiene algún problema?

DOÑA MARTA

Eh… no, el Coly, que se me escapó.

En ese momento, nos cruzamos miradas cómplices con los chicos, recordando el plan Vincentiano.

YO

Está segura? Lo buscó bien en su casa?

DOÑA MARTA

Por todos lados. No sé qué pasó.

Tu marido vino esta mañana a preguntarme si estaba todo bien,

tan gentil como siempre, y desde ese momento no lo ví más.

YO

Ah…. ¿Necesita que la ayudemos en algo?

DOÑA MARTA

No. Voy a salir a caminar por el barrio, a ver si lo encuentro.

YO

Bueno, suerte.

Aceleré. Íbamos los tres en medio de un pesado silencio. Y cuando llegué a la esquina.

DALILA

Pobre… ojalá que vuelva…

estaba triste la señora….

FABIO

Es por culpa mía….

YO

No sé… Me gustaría ayudarla… pero….

(Marqué mi celular)

Vincent?

VINCENT

Hola… pará un poquito…

¡Nene! Pagale al proveedor… con dos cheques ¿oíste?…

Si, Milena, decime.

YO

La señora Marta… estaba llorando….

VINCENT

Y?…. esperá un momento… ¡Te dije con dos cheques!…

¿no me entendiste?… Ay Dios!!! Les doy un sueldo para que

involucionen!… qué manga de inútiles!…

¿Qué me decías querida?…

YO

El perro de la vecina

¿Lo dejaste escapar vos al final?

VINCENT

El perro? El perro? .. Ah, sí!.. se fue a la miércoles!…

Lo liberé a la mañana…

YO

Bueno, la mujer está re mal….

VINCENT

Y bueno, que se joda ¿para qué le pega?….

YO

No es chiste, tenés que venir a recuperarlo….

VINCENT

Qué????

YO

Que soluciones esto…..

VINCENT

¿Vos pretendés que deje el despelote que

tengo en el negocio para ir a pedirle

al perro que vuelva?

YO

Si. Vos lo soltaste. Y ella está llorando…

VINCENT

Dejala… ya se le va a pasar…

YO

Y si le agarra algo?

VINCENT

A ver… esperá… ¿vos sos pelotudo nene?…

Te dije dos cheques….dos… dos …

Milena, te corto, estoy complicado…

DALILA

Qué dijo?

YO

Que no puede.

FABIO

(Abriendo la puerta del auto)

Yo me quedo con ella y la ayudo.

Conclusión: volvimos los tres. A riesgo de llegar muy tarde a los colegios y a la oficina. Primero, miré la agenda y por suerte no tenía nada con horario temprano. Después, entré a la casa y saque los bifecitos de lomo. Luego logré convencer a Doña Marta que se suba al auto con nosotros. Cuando estuvo sentada en el asiento de adelante, salimos a recorrer el barrio mirando para todos lados. A la hora lo encontramos.

FABIO

Alla!!!!!

YO

Dónde?

FABIO

Ahí! Al costado de esa avenida!!!

Está con un “amigo”…

Nos acercamos lentamente, bajamos del auto, y efectivamente, estaba jugando con otro perro de la calle.

DOÑA MARTA

Coly!!! Coly!!!!

El perro la miró con alegría, a los pocos segundos con desconfianza. Se ve que el pobre pichicho hizo memoria.

YO

(Mostrándole los bifecitos)

Vení chiquito.. vení… vení…

Al toque se acercaron los dos animalitos juntos. El perro atorrante era confianzudo y se notaba que tenía hambre.

DOÑA MARTA

Sinverguenza!…Coly… ¿Por qué te escapaste de “tu” casa? …

Venga con mamá!…..

Los dos perros le movían la cola. Juntos.

YO

Mire Marta, después que les doy de comer,

trate de alzarlo así lo ponemos llevar.

No había manera de separar a los “amigos”. Cuando se acercaba uno, lo hacía el otro.

DALILA

Pobrecitos… se hicieron compañeros…..

FABIO

(A Marta)

Y porqué no se lleva a los dos?

DOÑA MARTA

Noooo con mi jubilación no puedo gastar tanto….

FABIO

Pero él va a volver más contento.

Va a tener con quién jugar……

Palabra va, palabra viene, logramos convencerla y subieron los dos pichichos felices arriba del auto. Luego, los dejamos a los tres en su casa y nos fuimos.

Para una estructurada mental como yo, nada peor que un imprevisto. Como eran las 4 de la tarde, los chicos directamente no fueron a las escuelas, y yo sí a la inmobiliaria, con ellos. Al llegar, recompuse nuevamente la agenda y comencé con la tarea.

Afortunadamente, entre Blanquita y el buen comportamiento de los niños, pude terminar con mis obligaciones laborales del día. Se habían hecho las ocho de la noche.

Al arribar a casa, una buena: en el jardín de doña Marta estaba los dos perritos jugando felices con una rama. Valió el esfuerzo y los contratiempos, pensé.

Los chicos estaban muertos de hambre. Abrí la heladera, y recién ahí me acordé que no tenía más mis bifecitos. Opté por pedir sospechosas empanadas al delivery del barrio. Deberían ser del día anterior porque me las trajeron a los veinte minutos. Las revisé con desconfianza y parecía estar todo bien.

DALILA

Empanadas y puré de zapallo? Qué raro…

YO

Me olvidé de descongelar más carne….

FABIO

Milenaaaa… qué te anda pasando???

No estás tan eficiente como antes….

Te voy a tener que despedir… Ja Ja Ja….

En eso, golpearon la puerta: era Doña Marta.

YO

¿Qué tal? Todo bien?

DOÑA MARTA

Si, gracias. Tomá, te traje esto.

(Me dio una botella envuelta en diario)

YO

¿Qué es?

DOÑA MARTA

Es un licor de mandarinas que hago yo.

YO

Ah… bueno, muchas gracias…

Yo no tomo alcohol, pero se lo doy a Vincent…

DOÑA MARTA

Perfecto, en realidad, se lo preparé para él… se lo merece…

Es un santo, se nota que es el “alma” de tu casa.

Decile que me da mucha tranquilidad tenerlo como vecino….

1 comentario:

  1. Tal vez en lo de evitar el conflicto... tenga razón.
    A veces las confrontaciones inútiles... son eso, inútiles!
    Pero hay de formas a formas, no?, donde tendrían que intervenir la ética y los principios...
    De cualquier manera, uno va por la vida derecho, con la honestidad por bandera y mira!
    Es como trabajar detrás de cámaras. Hacer todo, absolutamente todo, para que por ahí salga un carilindo, mentiroso y prepotente a llevarse toda la gloria...
    Injusta que es la vida!

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