viernes, 26 de febrero de 2010

118 – ME QUIERO DIVORCIAR YA! – INSEGURIDADES

Pocas veces logramos ponernos en el lugar del otro. Es un ejercicio sorprendente. Sirve para descubrir las verdaderas motivaciones ajenas. Para entender errores, para interpretar actitudes, para revelar sentimientos, para lograr empatías. No hay personas buenas o malas, hay seres distintos. Solo eso.

Viernes. La conversación con Piña logró conmoverme. La verdad que jamás se me había ocurrido ver el divorcio del lado opuesto. O cómo lo sentiría si se pudieran intercambiar los roles. Tuve que hacer un esfuerzo tremendo para imaginarlo. Tratar de pensar el tema si me lo plantearan a mí… ¿Sería algo así?:

VINCENT

Milena, me quiero divorciar, así que te tenés que

ir de esta casa y yo me quedo con los chicos.

YO

Qué?

VINCENT

Si, y además me debés pasar una suma de dinero

por mes, así vivimos tranquilos mientras vos no estás más acá.

YO

¿Me tengo que ir y encima te tengo que pagar?

VINCENT

Si, por los chicos…

YO

Bueno, pero por ellos también me quiero quedar….

VINCENT

No es posible, nosotros ya no nos entendemos….

Pero no te preocupes, podemos arreglar que

te los lleves dos veces por semana…

YO

¿Pero vos estás loco que te voy a bancar viendo

desde afuera cómo crecen mis hijos… sin mi?

VINCENT

No insistas, la cosa es así….

YO

Si?

VINCENT

Si.

YO

Bueno, esperame unos minutos que ya

mismo te corto en pedacitos….. Hijo d… p…

Terrible como me representé la situación al revés. Incomprensible, desatinada, fuera de todo sentimiento. Si lo que decía Piña era cierto, entendía ahora sí, lo que le podía estar pasando a Vincent. Resultaba que por unas cuantas macanas que se había mandado conmigo, de golpe y porrazo perdía al “combo” familiar completo. Fatal!….Tremendo…. Hasta medio… injusto.

Pero… ¿Cuál es la solución ecuánime en estos casos? Porque yo estaba bien, recontra y requete segura de que no quería vivir más con él. Pero tampoco quería destruirlo de esa forma. Y menos a los chicos. En un loco momento de meditación intenté imaginar cómo sería ponerme en el lugar de esas dos criaturas. Y sentir el problema de ellos como propio… ¿Sería algo así?:

DALILA

Mamá, papá, tengo que hablar con ustedes…..

YO

Si hijita….

VINCENT

Qué pasó?

DALILA

Pasó que surgieron diferencias con Fabio….

Diferencias irreconciliables… Entonces, con mi hermano

decidimos que no vamos a vivir nunca más juntos…

Acordamos que él se va a la casa de los abuelos.

Y ustedes dos se quedan conmigo. Pero no se preocupen,

que lo van a poder ver los fines de semana….

FABIO

Si, porque aunque yo no me entienda más con mi hermana,

igual seguimos siendo hijos de ustedes, y los queremos…..

Terrorífico!….Insoportable… Demoledor…..

Caí en la más cruel de las revelaciones de lo que pueden sentir los demás involucrados con un divorcio. Y me asusté de verdad. Y pensé firmemente que tendría que haber alguna solución mejor para todos. Con divorcio, pero algo más humanitario. Menos devastador…

El peso insoportable que sentía el día anterior por todos los vericuetos judiciales, fue reemplazado inmediatamente por una preocupación más sensible, infinitamente más triste y culposa. Recordé que hacía poco había leído en una revista inmobiliaria una nota sobre negociaciones. Decía que los mejores resultados se logran cuando todas las partes involucradas logran salir ganando luego de un acuerdo. Pero en el caso de mi familia… ¿Cómo hacer que todos obtuvieran beneficio con un divorcio en puerta?…

Por la mañana, lo primero que se me ocurrió, fue “desesconder” toda la comida que había guardado. Y la volví a colocar nuevamente en las alacenas.

Anticipado paso de un “desarme” inminente en busca de paz. La lenta pero segura escalada de violencias cotidianas había llegado hasta ahí, no más. Ya me sentía segura de que ese no era el camino que quería seguir. Mi marido no era mi amigo, pero tampoco iba a ser mi enemigo. Más bien, sería como mi hermano, una especie de “socotroco” con sus delirios, que estaba cerca de mi vida. Pero ese “socotroco” era el padre de mis hijos. Y los chicos lo amaban. Si no pude hasta ese momento entenderme con palabras, intentaría con hechos.

Vincent se estaba bañando, y cuando quiso desayunar en la cocina, tomó algunas galletitas y no me molestó en lo más mínimo que las comiera. Traté de pensar con claridad: mi problema no eran unas galletitas, ni la plata, ni Mariana. Era su actitud escapista ante las responsabilidades.

Una vez que se fue, corrí a mi escondite económico y agregué los 4000 dólares que había cobrado el día anterior. Ya había juntado casi 10.000. Suficiente para mis necesidades y deseos inmediatos. Y volví a ocultar todo con más esmero. Antes para encontrarlo había que correr un mueble muy pesado. Ahora además, había que descalvar un doble fondo y desatornillar un estante. Súper seguro todo.

No me pude concentrar en demasiados pensamientos más, porque se levantaron los chicos. Ellos y su infinita y absorbente ingenuidad:

DALILA

Hola mamota!….

YO

Hola mi amorcito… Te adoro!….

FABIO

Hola má.

YO

Mi amor…

DALILA

Qué limpiamos hoy?

YO

Nada, vamos a buscar una señora que nos ayude….

DALILA

En la casa de Maite, hay una que va siempre.

YO

La vamos a llamar a la mamá,

a ver si me la recomienda.

Y tal cual, al rato me comuniqué y me habló maravillas de esa mujer, la señora Nélida. Me dijo que desde hacía 10 años que iba a su casa, que era de plena confianza y que la podía dejar absolutamente sola. Totalmente convencida, me contacté a su celular. Por suerte estaba libre ese día y quedé en esperarla a las 13. Fantástico que se pudiera quedar trabajando en los momentos que no estábamos.

Aproveché toda la mañana en comenzar con el pedido del el Sr. Holding. No había demasiadas opciones como me imaginaba. Solo 15 posibilidades. Era tan inmenso el volumen de ese negocio, que opté por ir a ver personalmente cada edificio, al menos por fuera, para evaluar qué tal eran las ubicación, los entornos, los barrios, etc.

Cuando se hicieron las 13, vino Nélida:

YO

Bueno, la madre de Maite me habló muy bien de usted….

NÉLIDA

Si.

YO

Este…. Yo nunca tuve a alguien que me ayudara en la casa.

No sé cómo quiere que hagamos…

Por las dudas le hice un listado de cosas…. Tome.

NÉLIDA

(Mirando el papelito)

Vaya tranquila, yo me arreglo….

YO

Bueno, nos vemos a la vuelta….

NÉLIDA

Yo tengo condiciones….

YO

Si, dígame.

NÉLIDA

Cada hora me gusta tomar un café y fumar un cigarrillo.

YO

Bueno, pero afuera, eh?

NÉLIDA

Afuera nomás….

Y además de los $15 la hora me tiene que pagar el viático.

YO

No hay problema. Ahí en la heladera hay bebida y comida.

Sírvase lo que quiera.

DALILA

Yo también hice una listita….

FABIO

Y yo…

YO

Pero… ¿qué es eso?

DALILA

¿No viene a ayudarnos … a todos?

YO

Lo de Nélida no es cosa de chicos….

NÉLIDA

No se preocupe señora…. ¿A ver lo que necesitan?

(Tomando las listas infantiles)

Planchar el conjuntito rosa, limpiar los zapatos azules,

y esta otra… acomodar mi ropa en el placard,

lavar mis zapatillas blancas…. Vayan tranquilos….

Eh, señora ¿Cuántas veces por semana quiere que venga?

YO

Solo una.

NÉLIDA

No le va a alcanzar, la casa es muy grande.

YO

Igual, solo una vez por ahora.

Nos fuimos y en el camino discutíamos sobre quién debería darle indicaciones a Nélida. Para los chicos era excitante la novedad, tanto como para mí.

Después de dejarlos en los colegios, fui a ver los edificios para el Sr. Holding.

A eso de las 15,30, cuando llegué a la oficina estaban Claudia y Jorge cuchicheando en la computadora.

BLANQUITA

Hola Milena, todo bien?

YO

Si, y vos?

JORGE

Jua Jua Jua… vení Blanquita, mirá esto!……

BLANQUITA

Qué pasa?

JORGE

No, no, no!… vení que te vas a reír…..

Blanquita se levantó divertida y fue hasta ellos.

BLANQUITA

Qué es?

CLAUDIA

Mirá ahí!….

BLANQUITA

Qué? No veo nada….

JORGE

Ahí!… en medio de todos los viejos …

esa mina que tiene un gorro negro!…. Qué risa!….

CLAUDIA

Qué ridícula….. ¿Quién será?

YO

Soy yo….

Todos pararon con el jolgorio y me miraron serios. Yo también los observé medio enojada… Hasta que al final nos unimos en tremendas carcajadas….

A partir de esa situación, se recompuso un poco el vínculo con los vendedores. Les conté las peripecias del pelo y la peluquería, y un poco en el fondo, se apiadaron de mis dramas cotidianos.

Comencé mi tarde de trabajo. Lo primero que hice fue llamar a los colegas del sistema que tenían los edificios para el Sr. Holding. Les pregunté medidas, precios, condiciones de venta. Algunos temas puntuales no me quedaban demasiado claros, por lo que requerí asistencia de mi jefe.

YO

Blanqui, puedo ir a ver a Piña?

BLANQUITA

Me dijo que no lo molestáramos por un rato.

YO

Ah…..

Seguí con otros temas para hacer tiempo. Como a la hora volví a preguntar:

YO

Y Blanqui? … se desocupó?

BLANQUITA

No, no me dijo nada. Voy a probar de llamarlo…..

(Marcando)

Da ocupado…..

YO

Bueno, espero.

Llamé a Daniel Marcos:

YO

Cómo está Daniel?

DANIEL MARCOS

Bien, y usted?

YO

Bien.

DANIEL MARCOS

Los chicos?

YO

Bien. Y los suyos?

DANIEL MARCOS

Inmejorables.

YO

Qué bueno… Quería comentarle que mañana salimos

con la venta del edificio de la calle Avellaneda…

Lo postergamos por temas meteorológicos….

DANIEL MARCOS

Ah.. si, hicieron bien, me preocupaba que

esa cuadra se inundara… Pero fui y no pasó nada.

¿Y usted va a estar?

YO

Mañana si, el domingo no.

Pero quedan dos vendedores de guardia.

DANIEL MARCOS

Si tengo tiempo, me doy una vueltita con mi esposa.

YO

Excelente. Nos vemos ahí, entonces…

DANIEL MARCOS

Nos vemos. Hasta mañana.

YO

Adiós.

(Corté)

Ah… que encanto este señor… ¿Y Piña, Blanquita?….

BLANQUITA

Recién probé y sigue ocupado.

YO

¿Y si dejó mal colgado?… Yo subo….

Me fui hasta su oficina dispuesta a golpearle la puerta. Justo en el momento que me acerqué se lo oía hablando en voz alta:

ARQUITECTO PIÑA

Gustavo, decile a Morgante que en la nota le expliqué

claramente los motivos. Y que si no está de acuerdo, lo voy a

lamentar mucho, pero me voy a ir …. ¿Qué?….

¡No me importa que no sea lo que acordamos!…

¡Las condiciones cambiaron!…..

Se lo notaba inusualmente alterado, entonces me di media vuelta y salí sin que sospechara que había escuchado. Fui a la recepción:

YO

Blanqui, estaba discutiendo con el contador…

BLANQUITA

Si?… Hoy estuvo todo el día re nervioso….

YO

Qué le pasará?

BLANQUITA

Ni idea.

Cuando me senté en el escritorio, sonó mi celular. Era Vincent.

YO

Hola….

VINCENT

Milena!…. ¿Qué pasó en casa?

YO

¿Qué pasó con qué?

VINCENT

Estoy en la vereda.

Están todas las puertas trabadas por dentro

y no puedo entrar…..

YO

Ah… Está trabajando una señora que contraté….

Esperá que la llamo por el fijo.

(Intentando comunicarme)

……………………….

Uh… no me atiende….

VINCENT

Y ahora qué hago?

YO

Esperá un ratito que en una hora a más tardar voy….

VINCENT

No podés venir ahora?

YO

No… o mejor… ¿Qué necesitas de ahí?…

VINCENT

El DNI.

YO

Bueno, andá a buscar a los chicos al

colegio que yo me acerco hasta casa.

Y esperame en la puerta de la escuela de Dalila que

ahí me encuentro con vos.

Salí inmediatamente de la oficina.

Cuando llegué a casa, le golpeé fuerte la puerta a Nélida. Ella se asomó discretamente por la ventana y me abrió.

NÉLIDA

Ay señora, había un tipo en la puerta que hizo

las mil y una para forcejar y entrar. Pero yo no lo dejé…

YO

Era mi marido.

NÉLIDA

Ah… no sabía. Si no me avisan…

Con tanta inseguridad, por las dudas no dejo que pase cualquiera.

YO

Y por qué no me atendió el teléfono?… me cansé de llamar….

NÉLIDA

Porque estoy en casa ajena… No me gusta tocar nada….

YO

Bueno, no se preocupe, saco algo del dormitorio y

me voy. Vuelvo en una o dos horas….

Fui lo más pronto que pude a encontrarme con Vincent.

YO

Ya le avisé a la señora que eras vos.

Tenía miedo que fuera un robo, por eso no te abrió….

Tomá, acá tenés tu documento. ¿Para qué lo precisabas?

VINCENT

Porque tengo que ir a la comisaría.

Hace dos horas me asaltaron.

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