sábado, 13 de marzo de 2010

133 – ME QUIERO DIVORCIAR YA! – DOBLEGAR

Cualquier Seminario básico de Coaching para Liderazgo Gerencial, propone actuar sobre los colaboradores provocando iniciativas, estimulando ideas, generando metas a alcanzar. En la vereda opuesta están los que profundizan miedos, acentúan bajas autoestimas, o potencian inseguridades personales.

Sábado. Hace unos días había descubierto el valor de bajar un cambio. Aminorar la marcha de mi vida para poder saborear a fondo cada paso que estaba dando. Ayer concluí que era momento de detener el vehículo por completo. Con el rumbo perdido por el cambio de mando en la oficina, me encontré en una encrucijada nueva.

Recordé las veces que iba a comprar a una carnicería y el empleado, ahí nomás, frente a mi propia vista, me robaba en el peso. O me vendía productos de mala calidad. Esa situación me alejaba de ese comercio para nunca más volver. Quizás el que me atendía sentía que estaba beneficiando a su dueño. Sin embargo, yo creo que lo perjudicaba. Porque es la continuidad de público cautivo lo que hace crecer un negocio, no la estafa circunstancial.

Con mis clientes de la inmobiliaria pasaba lo mismo. Yo no percibía que mi auténtico empleador era Morgante. En lo formal si, pero en lo real no. Mis verdaderos sustentos económicos eran todas las personas que habían confiado en mí y en el buen servicio que le podíamos brindar. Y defenderlos a ellos era de alguna manera defender la continuidad de la inmobiliaria y de mi propia subsistencia también. La llegada de Juan Carlos ponía en riesgo mi tesoro más preciado: el eficaz servicio de compra y venta de propiedades que iba a ofrecer. No sentía que fuera efectivo ni duradero acomodarme a su estilo autoritario, ni que eso me podría garantizar tranquilidad económica a futuro. No. Era la satisfacción de todos los clientes el verdadero sustento de mi labor.

Con todo ese análisis, decidí que lo mejor sería detener completamente la marcha de mis tareas hasta poder aclarar definitivamente las nuevas estrategias con Morgante.

Pensé mucho en Juan Calos y sus sucias tácticas para desarrollar poder. Lo raro era que los demás no percibían ese rasgo distintivo de él, al contrario. Hasta Jorge había depuesto rápidamente su encono con el que le había “usurpado” su preciado puesto de gerente.

Me hacían acordar a mi familia y la vez que intenté plantearles que me quería divorciar de Vincent. Todos de su lado interpretando que me quería separar de un ser maravilloso.

Ayer a la noche, volví temprano a la casa. Nélida todavía no había terminado con todo. Estaba planchando con la tele del living encendida.

NÉLIDA

Ah señora, la prendí para no aburrirme…

YO

Siga con los suyo sin problemas.

NÉLIDA

Es un ratito nada más…. ¿Ahora tiene un perro?

YO

Si, es el nuevo integrante.

Nélida dejó lo que estaba haciendo y se agachó para acariciarlo. Choco feliz de que le prestaran atención. Cuando los chicos se fueron a cambiar a su dormitorio noté que tenían una cintita roja atada en las muñecas. Los dos.

YO

Y eso?

FABIO

Me lo puso Elvira.

DALILA

Dice que trae suerte.

YO

Qué bien.

Nélida y Elvira, mis dos perfectas ayudantes. Dos mujeres que valoraba especialmente por la enorme cantidad de confianza que podía depositar en ellas. Concientes, efectivas, cumplidoras. En fin, no podía pedir más de sus personas. Cuando Nélida terminó, le pagué y nos despedimos.

Sin llamados pendientes, sin ganas de sentarme a trabajar en la computadora, si nada que limpiar en la casa, me acosté muy temprano esperando que rápidamente concluyera ese día tan nefasto.

Por la mañana, consecuentemente, me levanté muy temprano. Antes que Vincent. Armé la agenda de ese día. Ya a esas alturas me había acostumbrado a anotar todo lo que tenía que hacer, inclusive las cosas de la casa y de los chicos. Por la mañana destinaría unas horas a cancelar las tasaciones que había comprometido con clientes. Después a postergar otras reuniones con gente que estaba a punto de autorizar sus propiedades en la oficina. En fin, un impasse necesario para aguardar que pasara la tormenta y descifrar cuales eran las nuevas reglas de trabajo. Estaba en eso cuando llegó Vincent a desayunar.

VINCENT

Buenas.

YO

Buenas.

VINCENT

Hay galletitas?

YO

Si, en la alacena.

VINCENT

(Mirando en el mueble)

Solo de agua?

YO

Si. Hoy voy al súper.

En ese momento sonó su celular.

VINCENT

Hola!… Si querido…. ¿Por qué faltó?….

¿Y yo qué tengo que ver con la enfermedad de la mujer?…..

Hacé una cosa… Cuando repartas los sueldos,

dejá en la caja fuerte el sobre de él….

Si, ya veré cuándo le pago…. Chau!

(Cortó)

Empezamos temprano….

YO

¿Qué pasó?

VINCENT

Estos hijos de su madre….

Gerardo hoy no viene a trabajar porque la mujer está con gripe.

YO

Ah… ¿Y tiene hijos?

VINCENT

Si, cuatro.

YO

Claro…. Los tiene que cuidar….

VINCENT

¿Y yo qué tengo que ver con eso?

Los sábados en el negocio son una locura y me larga en banda….

Y lo que más me jode es que no me lo pregunte antes…

YO

Pero si te preguntaba ¿Qué le hubieras dicho?

VINCENT

Que falte, pero lo podía negociar con otra cosa….

¿Entendés?

YO

No.

VINCENT

Es así… cuando el tipo necesita un favor,

vos le tenés que hacer creer que te debe una….

Que tiene que compensar….

Si llama directamente para avisar que no viene es otra cosa….

YO

Para, pará… Gerardo es de faltar siempre?

VINCENT

No. Inclusive es uno de los que más me rinden con su trabajo.

YO

¿Entonces? ¿No te conviene tener consideración con él?

VINCENT

No!… A ver si se agranda…..

YO

Y si se agranda qué puede hacer?

VINCENT

Pedirme más sueldo, o un ascenso, o cualquier cosa.

Hay que tenerlos con un pié arriba.

YO

Y tenerlos con un pié arriba es demorar en pagarle su salario?

VINCENT

Si, es hacerles sentir el rigor….

Que sepa que el que manda soy yo….

YO

¿Y no tenés miedo de que se canse y se vaya?

VINCENT

No… yo no soy ningún boludo, sé cuándo aflojarle

un poco la cuerda.

La cosa es tenerlos cortitos, no ahorcarlos.

Vincent se fue y me quedé pensando en la lógica que usan algunas personas que tienen un grupo a su cargo. Contrariando rotundamente las premisas básicas de cualquier manual de entrenamiento laboral efectivo, no generaba entusiasmo, ni impulsaba independencias, ni metas, ni premios, ni estímulos. Al contrario, parecía que la consigna era someter. A cualquier precio y con las armas más viles. Doblegar y reclutar voluntades.

Inmediatamente lo relacioné con Juan Carlos. Evidentemente era un estilo parecido. Utilizar derechos adquiridos de sus subalternos para manejar situaciones de forma arbitraria. La única diferencia era que mi marido era el dueño del negocio y el otro solamente el gerente.

Yendo muy lejos me acordé que todos decían que el presidente de nuestro país hacía eso con los gobernadores.

En política se llamaría “disciplinar la tropa” y en las empresas “ajustar las clavijas”.

Y yendo muy cerca …. Descubrí que Vincent actuaba así conmigo cuando no disponía de mi propio dinero…. ¡Pero yo no era su empleada!….

También noté que este tipo de especimenes, con esa actitud, suele generar miedo entre sus empleados. No vamos a negar que no es muy fácil conseguirse un trabajo nuevo. Además de toda la incomodidad y el desconcierto que genera semejante cambio. Recordé la rapidez con que todos en la oficina se habían subordinado a Juan Carlos. Quizás sería ese terror a perder sus puestos lo que los volvía más dóciles. Y creo que en el fondo Juan Carlos conocía esos temores perfectamente.

Estaba en eso, sentada en la mesa de la cocina frente a un té con limón que ya se había enfriado, cuando sentí que me tiraban de la zapatilla. Era Choco que se empeñaba en sacarme el cordón.

YO

(Seria)

¿Qué hacemos?

Choco me miró desconcertado. No me duró mucho el gesto de enojo y pronto le sonreí y lo acaricié. Fue como darle el visto bueno para que siguiera con su travesura… ¿Oia?… ¿Los perros también reaccionan como las personas grandes? ¿También había que tensarles la cuerda de vez en cuando?…. Imposible conmigo. Reconozco que no tengo carácter para imponerme con los más débiles. Con los más fuertes si.

FABIO

(Gritando)

Má!….

YO

Ay!… qué!… me asustaste!….

FABIO

Qué miedo eh?

DALILA

Hoy tenemos que trabajar?

YO

No, hay vacaciones todo el finde….

DALILA

Podemos ir al cine?

YO

Si.

FABIO

Y al Parque Sarmiento?

YO

Eso lo dejamos para mañana.

A la tarde vamos al súper y a ver una linda peli.

Después de almorzar fuimos a Jumbo. Tanta tranquilidad, sin corridas me hizo acordar a mis tiempos en que era solamente ama de casa. Y también rememoré el día que conocí ahí mismo a Patricio. Parecía que habían pasado mil años de ese momento. Tantas cosas sucedieron después…. Sin embargo, entre lo de antes y lo de ahora había un punto en común, la incertidumbre. Antes por el futuro de mi matrimonio. Y ahora por el de mi trabajo.

Cuando terminamos de comprar, volvimos a casa a acomodar las cosas y nos cambiamos para ir al cine. Tranquilos, despacio, pensando….

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