martes, 9 de marzo de 2010

129 – ME QUIERO DIVORCIAR YA! – OPCIONES

A nadie se le ocurriría cambiar de padres, ni de hijos, ni de hermanos. Con virtudes y defectos son personas que arraigamos a nuestras vidas. Bien o mal, los terminamos aceptando como son. Pesan más sus presencias en el tiempo, que los errores que pudieron cometer. Con los maridos no pasa lo mismo.

Martes. Me levanté pensando en la Conferencia para Constructores que se haría a las 14 horas. Estupendo haber podido llegar hasta eso. Y en Choco y su posible aversión a quedarse solo en el departamento… Ay Choquito, Choquito… Por momentos sentía que su llegada había terminado de complicarme un poco más el panorama de mi futura mudanza. Solo por momentos, porque cuando lo veía junto a los chicos comprobaba que desde lo afectivo nos había colmado la vida de alegrías. Eso tienen los animalitos domésticos, traen compromiso y felicidad.

FABIO

Má… estás preocupada?

YO

Eh… no. Pensaba cómo hacer con el perrito

hoy que no voy a estar en la oficina.

DALILA

Y dejalo en el auto otra vez.

YO

No puedo. Va a estar estacionado en un garaje.

FABIO

Y en la oficina?

YO

Imposible. No da meter a Blanquita en semejante lío.

FABIO

Y si le comprás varios huesos?

YO

Le puede hacer mal.

FABIO

Aunque sea uno, de esos grandes que hay en la carnicería…

DALILA

Si!… y también le ponés juguetes nuestros así no extraña.

Decidí que no era mala idea. En algún momento se tendría que acostumbrar a quedar solo.

Preparé la mejor ropa que tenía para el evento inmobiliario. Armé una caja con todas las cosas de los chicos y planeé pasar para comprar el hueso.

En eso llamó Patricio.

PATRICIO

Hola amor… ¿Nos vemos hoy?… Te lo digo así, sin anestesia…

YO

Uhhh… no puedo….

Hay una conferencia para constructores y tengo que estar.

PATRICIO

Pero, pero, pero….. ¿Y mañana?

YO

Sabés?… Estoy en medio de la adaptación de los chicos

y el perro al nuevo departamento. Realmente me falta tiempo.

PATRICIO

Tenés un perro también?

YO

Si, es la novedad…

Patricio jamás me hubiera cargoseado, ni reprochado, ni insistido. Se lo notaba con deseos genuinos de verme, pero también me entendía y creía. Por un momento recordé los primeros tiempos con él. Yo disponía de toda la tarde libre para encontrarnos y no sé de qué manera él lograba siempre escaparse un rato de la oficina.

PATRICIO

Bueno, será otra vez….

YO

Quisiera tener más horas disponibles, pero no sé cómo hacer.

Siento que estoy llena de compromisos….

PATRICIO

El secreto es delegar.

Todo bien si nos vemos la semana que viene, pero…

¿Qué pasa si te enfermás?

Son demasiadas cosas que están dependiendo de vos.

Tenés que aprender a tener gente que te ayude.

Siempre alguna otra opción para tu reemplazo.

YO

No estoy acostumbrada, y además me generaría culpa….

Lo último que quiero es dejar a los chicos.

PATRICIO

Te entiendo, pero no son bebés de un año.

Es bueno que los vayas independizando.

Si no… Quiere decir que si un día tenés que hacer

reposo por una semana ¿Qué? ¿Se suspende todo?

Los colegios, la comida, inglés…..

Me quedé pensando en lo que me dijo. Entendí que tenía toda la razón, pero ¿Cómo hacerlo?….

Al mediodía nos cambiamos para salir a los colegios. Lo hicimos un poco más temprano que de costumbre para poder resolver lo del perro.

DALILA

Mamota!… qué linda que estás!…..

YO

¿Te gusta?

DALILA

Parecés una reina….

FABIO

Te queda bien Mílena….. ¿Adonde vas?

YO

Tengo una Conferencia Inmobiliaria.

FABIO

Fá!…..

YO

Les quería preguntar…

¿A ustedes les gustaría volver en micro del colegio?

DALILA

Y… si. Así estoy con mis amigas.

FABIO

Y yo con mis compañeros….

YO

Quieren que probemos?

Cuando los dejé en los colegios, averigüé lo del micro. Realmente no era mucha plata, así que ahí nomás los contraté para comenzar al día siguiente. Arreglé que los dejaran en la inmobiliaria todas las tardes. Por la mañana lo seguiría haciendo yo misma. Por un lado, tenía claro que no deseaba que el trabajo me pasara por arriba de las cuestiones familiares, pero por el otro Patricio tenía razón que no podía depender todo tanto de mi persona.

¿Y Vincent?… Bien, gracias!… allá en su negocio…

Cuando llegué al departamento, preparé todo para que Choco se quedara sin reparos. Parecía como que se daba cuenta que me iba a ir. Yo le tiraba al suelo los chiches y él los miraba de reojo sin moverse. Estaba más expectante de ver lo que yo haría. Recién cuando le di el enorme huesote que había comprado en la carnicería, se emocionó. Se lo puse sobre una mantita cerca de la cucha y me dispuse a salir. Despacito. Primero un paso, después el otro, hasta que llegué a la puerta. La cerré con llave y me quedé un rato esperando del otro lado a ver si aullaba. Y nada. A los 5 minutos me fui tranquila a la oficina.

YO

Hola Blanqui!… Y Piña?

BLANQUITA

Ya salió para el Centro, dijo que te esperaba ahí.

YO

Vine a buscar unas carpetas y me voy….

En ese momento entró a la inmobiliaria una mujer enojada.

MUJER

Está Jorge?

BLANQUITA

Si, de parte de quién?

MUJER

Soy Elena.

Blanquita ubicó a Jorge, que estaba en el primer piso, por el interno. Él bajó de inmediato.

JORGE

¿Qué hacés acá?

MUJER

Vengo a buscar plata…

¿O vos te creés que con $500 la nena puede vivir?

JORGE

$500 es el efectivo, yo también le compro ropa y zapatos….

MUJER

(Gritando)

¿Y quién te pidió que lo hicieras?

JORGE

La nena.

MUJER

(Gritando más)

¡Yo decido que necesita! No ella!….

JORGE

Primero que nada te calmás…..

MUJER

No me calmo nada!…..

Dame la plata que me debés!…… Infeliz!…..

Todos nos quedamos perplejos sin saber qué hacer. Mirábamos a uno y a otro como si fuera un partido de tenis con final incierto. Se hizo un momento de silencio pesado. Hasta que Jorge cedió.

JORGE

(Sacando plata del bolsillo)

Tomá!… Hoy no tengo ganas de discutir con vos…..

La mujer agarró los billetes de mala forma y se fue dando un portazo.

Cuando ya no se la veía por la vidriera:

JORGE

Está loca….

Las personas que nos rodean nos enseñan todo el tiempo. Algunas por admiración, y otras por desprecio. Era evidente que Jorge intentaba eludir sus responsabilidades como padre. Y que la esposa no tenía límites para denostarlo delante de cualquiera.

Con los minutos justos me fui a la conferencia. Era en un hotel lujoso y antiguo del Centro. La mayoría de estos lugares tienen un área que se ocupa de organizar eventos comerciales. Con todo ordenado, el que los contrata solo tiene que poner a los disertantes y a los invitados.

Un par de chicas con uniforme se ocupaba de recibir a toda la gente convocada. Los hacían pasar a un salón donde les ofrecían bebidas y algo para comer muy liviano tipo cóctel. Ahí nos pusimos Piña y yo para charlar con los constructores. El fin último de este tipo de reuniones es tomar contacto con futuros negocios. Relaciones Públicas puras.

Dentro de los invitados estaba mi preferido, Daniel Marcos.

YO

Qué bueno que vino.

DANIEL MARCOS

Gracias. ¿Cómo anduvo la guardia de Belgrano?

YO

Bien, tomamos 4 reservas ayer.

DANIEL MARCOS

Ah… un éxito.

YO

Si. Digamos que relativo, porque todos tienen que vender…

DANIEL MARCOS

Ah…. ¿Se demorará mucho?

YO

Y… lleva unas semanas…. Pero…

¿No quiere tomar propiedades en parte de pago?

DANIEL MARCOS

Y de qué me serviría?

YO

Podemos hacer que resulte un negocio adicional…

La gente le entrega los usados y usted los pinta, los pone lindos y

después se lo revendemos con un plus del 5, o el 8%.

Y así agilizamos la venta del edificio….

DANIEL MARCOS

No es mala idea. Lo voy a pensar.

El saloncito donde estábamos sería como de 10×10, de modo que se escuchaban las conversaciones de todos con todos. En el mundo de los constructores, Marcos era considerado el rey. A partir de mi corta charla con él, me resultó fácil acercarme a los demás y lograr que me prestaran atención. Les propuse entrevistas para la semana siguiente y me ocupé de darles a todos una Brochure con los antecedentes de nuestra inmobiliaria.

Acto seguido, pasamos todos a una sala de conferencias. Durante dos horas dos economistas disertaron sobre el futuro en los mercados inmobiliarios y de la construcción. Los participantes escuchaban atentamente. Eran en un 90% hombres. Ingenieros, arquitectos, inversores, o titulares de empresas. Habíamos establecido un sistema parecido al de Mar del Plata grabando en DVD todo el evento para después hacérselos llegar a cada uno. Con ese antecedente, me puse a mirar a cada masculino en detalle.

En el ránking de las preferencias femeninas en nuestro rubro estaban los arquitectos. Sería por poder, por cultura, o por presencias, pero estos se ubicaban en el podio de nuestros desvelos. Este tipo de profesional tiene algo que me encanta, su manera de vestir. Pueden estar dirigiendo una obra en medio de materiales y suciedades, que ellos siempre están impecables. Con la ropa combinada con los colores exactos y un refinamiento en sus modos que los diferencia de los demás. Ah………

Cuando la conferencia terminó, algunos se quedaron haciéndoles preguntas puntuales a los economistas. Yo me tuve que ir porque era el horario de los chicos.

Fui a los colegios y de allí al departamento. Cuando abrimos Choco no estaba. Ni él ni el huesote que le había dejado. Lo buscamos por todos lados y nada. Hasta que al final se me ocurrió preguntar en la portería:

ELVIRA

Quédese tranquila, me lo traje para acá porque lloraba.

YO

Ay no!… pobrecito…

ELVIRA

Aproveché que nos dejó las llaves para atreverme a sacarlo….

YO

Hizo muy bien. Es más, se lo agradezco….¿Y se portó bien?

ELVIRA

Una maravilla. Me parece que no le gusta estar ahí solito…

YO

(Pensando en lo que me dijo Patricio)

¿Y podemos arreglar que de vez en cuando se lo deje?

… Yo le pagaría….

ELVIRA

Con mucho gusto, no se haga problema.

De allí, nos llevamos a Choco y quedamos los 4 en el departamento hasta las 20 horas. Merendamos, miramos televisión y los chicos hicieron algunas tareas escolares. Yo me dediqué a bañar al perro que con el hueso se había engrasado todo. Primera vez en mi vida que me ocupaba de eso. La ropa linda que tenía puesta terminó toda salpicada y sucia. Choco se sacudía cada dos por tres para sacarse el agua de encima. El baño y yo quedamos impresentables. Sin embargo, me sentía feliz. Especialmente por poder contar con Elvira.

DALILA

Ay mamotita… ya no sos una reina

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