sábado, 6 de marzo de 2010

126 – ME QUIERO DIVORCIAR YA! – DECIR QUE NO

Yo sancionaría una Ley que prohíba descuidar, gritar, ignorar, a los que nos rodean. Que nos obligue a mirarlos y sentir qué les está pasando. Que nos acostumbre a escuchar, comprender, cuidar, a nuestras familias. Ah!… Y que por ningún concepto el trabajo absorba más de 7 horas por día de nuestras vidas.

Sábado. Ayer, después de la “intimación comercial” de Piña, fui a retirar los chicos del colegio mientras el Sr. Holding se quedó en la inmobiliaria esperándome.

FABIO

Bueno má!… vamos!

YO

Primero tengo un tema pendiente con un cliente….

DALILA

Y Choco?

YO

Lo hacemos después.

FABIO

Uhh.. me lo habías prometido.

Cara de bronca de Fabio, gesto de desilusión de Dalila. Cuando manejaba camino a la oficina los miraba por el espejo retrovisor, y todo el tiempo me repetía: – Esto no está bien- …. – Si les quiero enseñar el valor de un compromiso, no les estoy dando un buen ejemplo- … Y me mataba la culpa. No hay nada peor que generar falsas expectativas, los demás terminan por no creerte.

Ni bien llegué a mi lugar de trabajo, ellos se quedaron con Blanquita mientras yo contactaba a colegas inmobiliarios para ver 3 edificios con el español. Una vez que eso estuvo arreglado, partimos en mi auto. Todos.

SR. HOLDING

Ah… Tienes niños….

YO

Si.

SR. HOLDING

Y siempre los llevas a trabajar contigo?

YO

Si.

SR. HOLDING

Ah…. Dime una cosa…. Blanquita es casada?

Durante el trayecto que recorrimos hasta el primer edificio Holding no paró de indagarme sobre su pretendida enamorada. Mientras lo hacía iba mirando el paisaje urbano como si se tratara de un recorrido turístico. Me sentía su remisera.

SR. HOLDING

Mira que está lindo tu país, lástima los gobernantes…..

Los chicos sentados atrás con enojo. Y yo adelante manejando aguantando los comentarios insultantes de ese forastero. Porque una cosa es que los argentinos nos quejemos de lo que nos pasa, pero otra muy distinta es que también nos vengan a dar palos los de afuera. Aunque tuvieran razón… Bah!… la verdad es que a esta altura, cualquier cosa que dijera ese señor me molestaba. Lo veía tan avasallante, tan egoísta, tan prepotente en su rol de cliente….

Cuando llegamos a los inmuebles bajamos todos, por supuesto. Los colegas me estaban esperando puntuales y cumplimos con el ritual de recorrer uno a uno, piso por piso todos los edificios. El Sr. Holding estaba totalmente distendido, miraba con tranquilidad y hacía preguntas intrascendentes. Atrás de él, cada colega inmobiliario y yo, seguido Dalila y Fabio cansados de tanto caminar. Al terminar con el último, eran como las 8 de la noche:

SR. HOLDING

Bueno, Milena, ¿a qué hora nos vemos mañana?

YO

Lo llamo antes del mediodía al celular y le digo…

SR. HOLDING

Yo me levanto a las 6.

A partir de ahí, tenía dos alternativas: 1) Ir a ver si todavía estaba abierta la veterinaria y llegar muy tarde a ver a Nélida en casa, o 2) Ir primero a casa y dejar para el otro día lo del perro. Les miré las caritas a los chicos y decidí darles un poco de entusiasmo.

YO

Bueno, vamos a la veterinaria.

FABIO

Ahora? Ya debe estar cerrada.

YO

Intentemos, a lo mejor llegamos….

Fui lo más rápido que pude hasta el lugar, y lamentablemente ya estaba la persiana baja. Igual me acerqué con chicos a ver si todavía se veía a alguien. En el lugar donde estaban las jaulitas con mascotas, ya no quedaba ninguna.

FABIO

Uh… lo vendieron.

YO

No!… los guardan en otro lado a la noche…

DALILA

Si, seguro que lo pusieron en una casita para perros.

FABIO

Para mí que ya no está más….

Miré el horario de atención. Decía sábados de 8 a 14. De ahí nos fuimos a casa. Llegamos como a las 21,30. Nélida estaba esperándome en el jardín del frente. Con cara de enojo por supuesto. Parecía que ese era el resultado de mis compromisos no cumplidos durante toda la tarde.

YO

Disculpe, se me hizo tarde. Ya le pago.

NÉLIDA

Así vamos mal.

Broche final para un día desastroso de reproches en mi vida. Los chicos se bañaron y cenaron. Después se fueron a dormir.

YO

Pongan el despertador para temprano, mañana a las

8 en punto vamos a estar en al puerta de la veterinaria.

FABIO

(Desconfiado)

Seguro?….

YO

Seguro. Es lo primero que vamos a hacer mañana.

Una vez que me quedé en la cocina – mi lugar de reflexiones – intenté repasar todo lo ocurrido y cómo manejarme en el futuro para que no se me desajustaran más los compromisos.

Yo tenía todo prolijamente planeado, había prometido mi presencia con distintas personas, pero a último momento llegó Holding con todas sus presiones y apuros. Y Piña, y el trabajo, y la posibilidad de ganar mucha plata….. Mucha plata que en definitiva yo destinaría a mejorar la calidad de vida de los chicos con mi inminente divorcio.

Por otro lado, también necesitaba mostrar empeño en la inmobiliaria. Finalmente ese era el rasgo que me distinguía de los demás y que tanto bien le había hecho a mi imagen. Entonces… ¿Dónde estuvo mi error? ¿Qué debería haber hecho?… Me pasé como una hora pensando en ese tema, hasta que llegó Vincent.

VINCENT

Buenas.

YO

Buenas.

VINCENT

Todo tranquilo?

YO

Si.

VINCENT

Bueno, me voy a acostar.

YO

Ya comiste?

VINCENT

No. Hace dos días que me duele mucho el estómago

y tengo náuseas.

YO

Y fuiste al médico?

VINCENT

No tengo tiempo con ese negocio puto, y los inútiles

que tengo empleados…. Ya se me va a pasar….

Me quedé meditando sobre él y sus procederes. Él y sus raros esquemas de prioridades. Él y su excesivo apego al trabajo…. Pero… ¡Un momento!… ¿No es eso lo que me estaba pasando a mi?… Vincent de a poco se había dejado envolver por el Tsunami codicioso de las utilidades. Poco a poco esa ola de ambiciones lo fue alejando de su casa, de su familia, y ahora de su salud. No se había dado cuenta que todo tiene un tiempo y que la disposición de cada uno para las obligaciones alcanza un límite. Y un precio… En este caso el de los afectos… Porque si hay algo que yo sabía es que alguna vez me había querido, que le había importado. Y que a sus hijos, a su manera, los amaba. ….. ¿Y qué había logrado?… Perdernos próximamente a todos…

Primera vez en la vida que sentía pena por él. Ni odio, ni resentimiento, ni ira. Esta vez veía con claridad que su comportamiento lo había llevado al desastre. No era el negocio, no era Mariana, no era que no quería a su familia. Era que fue incapaz de distinguir las prioridades.

Vincent le echaba la culpa a sus empleados y al negocio. Yo también había estado unas horas antes detestando al Sr. Holding porque me alteró los planes familiares. Sin embargo, los demás no tienen la responsabilidad de nuestras incapacidades para decir que NO. Para reconocer HASTA ACÁ LLEGAMOS.

Sábado a la mañana. Amanecí más temprano que nunca. Y feliz por disponerme a ir a buscar a Choco. Desperté a los chicos, desayunamos y puntualmente 7,30 ya estábamos saliendo de casa. Vincent se levantó en ese momento y se acercó al auto:

VINCENT

Qué pasó, hay alguien enfermo?

DALILA

Hola papote!… Nos vamos a buscar a un perrito….

FABIO

Si pá!… ojalá que todavía esté…

VINCENT

Milena… ¿por eso se van a esta hora, de verdad?

YO

Si.

VINCENT

Ustedes están locos…..

YO

Estamos más cuerdos que nunca.

El camino a la veterinaria estuvo lleno de dudas y angustias por pensar que quizás Choco ya se había vendido. El día estaba radiante. Pocas veces nos había tocado estar en la calle tan temprano, a pocos minutos de que el sol saliera. Como era sábado, había menos autos circulando y todo se veía más relajado que en la semana. Los chicos estaban ansiosos.

Cuando llegamos al local, recién estaban levantando las persianas.

YO

Hola, buen día… ¿Todavía tienen el

Labrador color chocolate que vimos hace dos días?

EMPLEADA

Ummmm…. No sé, me voy a fijar….

La chica se fue hasta el fondo del negocio. Habrá tardado unos cinco minutos que a nosotros se nos hicieron horas. Fabio tenía las manitos apretadas como rezando. Dalila los deditos cruzados. La empleada volvió sin nada en las manos.

EMPLEADA

Van a tener que esperar un poco porque está comiendo….

Los chicos saltaron de alegría. Nos abrazamos felices y con ganas de llorar. La tensa espera había terminado. Cuando por fin lo trajeron, lo abrazamos como si se tratara de un pariente que volvió de un largo viaje. Le compramos una cucha, alimento balanceado, un plato para la comida, otro para el agua, una correa y un pretal, y salimos de ahí contentos.

DALILA

Y si vamos a festejar a Mc Donald´s?

YO

No admiten perros.

FABIO

No? Por qué? Y ahora cómo hacemos?

Vos tenés que seguir trabajando….

YO

No, primero vamos a almorzar tranquilos y

después seguimos con los clientes…

FABIO

Mirá que yo no me enojo…

DALILA

Y yo tampoco…

YO

Pero yo sí.

Durante la mañana, llamé al Sr. Holding y acordé con él que nos veríamos a las 13 horas en el Centro. Choco y los niños corrían divertidos por el fondo de casa. Preparé con tiempo comida sana y a las 12 en punto almorzamos. Después nos fuimos los 4 –con Choco – a trabajar. Mi humor había cambiado. Ya no pensaba cosas horribles del español. Al contrario, lo recibí con una sonrisa cuando nos encontramos:

YO

¿Cómo está? ¿Vio que hermoso día?

SR. HOLDING

Estupendo hija…. Lástima que no pudo venir más temprano.

YO

NO imposible. Es más, ahora solo vamos a ver 3 edificios.

El resto será el lunes.

SR. HOLDING

Pero!… yo quería terminar hoy con todo….

YO

(Amable)

Hoy NO.

Pero garantizado que la próxima cumplimentamos los demás.

SR. HOLDING

Ah…veo que hoy ha traído también al perro…

YO

Así es.

El Sr. Holding se la bancó como el mejor. Recorrimos los edificios detallada y tranquilamente. Caminábamos piso por piso con un colega, el español y yo adelante, por detrás nos seguían Dalila, Fabio y Choco. Fue mucho más distendido y cordial el clima emocional que el del día anterior. Eso me permitió concentrarme mejor en señalarle los datos más sobresalientes de cada inmueble. En fin, rendí mucho más. Y estaba tranquila con mi conciencia. Holding no compraría por mis corridas, sino porque algún edificio le resultara conveniente. Lógica comercial pura.

Lo despedimos y de ahí, nos fuimos al primer edificio de Belgrano de Daniel Marcos. Al llegar, estacioné el auto en las cocheras de cortesía. Se trata de un sector en la entrada que se destina para que puedan dejar los vehículos las visitas. Eran las 15 horas. Los dos vendedores que había tomado Piña para hacer la guardia, ya estaban ubicados en un escritorio del Hall de Entrada.

YO

Buenas tardes, soy Milena de Morgante Inmobiliaria.

VENDEDOR 1

Ah… ¿Cómo está?….

VENDEDOR 2

Queríamos hacerle algunas preguntas.

YO

Bueno, pero me van a tener que esperar unos minutos, si?

Hijos, necesitan algo?

FABIO

Tengo sed.

DALILA

Nos olvidamos de traer agua.

YO

Vamos a comprar.

(A los vendedores)

Enseguida estoy de vuelta.

Fuimos a buscar un kiosco y conseguimos dos botellitas y unas galletitas. Luego volvimos y ubiqué a mis 3 “hijos” en el parque del edificio. Dalila sacó del baúl las pelotitas que todavía estaban desde el día anterior para entretener a Choco. Una vez que los ví acomodados, recién ahí me fui a conversar con los vendedores.

Esos muchachitos eran realmente encantadores. Dos estudiantes de arquitectura educados, muy prolijos y con ganas de trabajar bien. Despejé todas las dudas que tenían y al rato comenzaron a atender a la gente que iba llegando por el aviso.

Como los ví desenvolverse con eficiencia, a las 16 horas me fui al otro edificio con mis 3 acompañantes.

Al llegar, había una cola de 10 personas esperando ser atendidas. Primero, ubiqué a los niños y el perrito en un lugar apartado y seguro para que pudieran jugar, y luego me sumé al trabajo de los vendedores. En otro momento, me hubiera desesperado por apurarme. Me hubiera generado estrés adicional. Y lo que es peor, se lo hubiera transmitido a todos los que me rodeaban.

Esta vez actué con calma. No pude evitar que dos clientes se fueran porque no querían esperar, pero tuve muy claro que no era por mi ineficiencia o incapacidad, sino porque realmente esa guardia estaba desbordada. Por lo tanto, a los que se quedaron los pudimos atender correctamente.

En el mercado inmobiliario, todo está preparado para recibir a un número promedio de gente. Cuando de golpe esa cantidad se excede, no hay manera de resolverlo de inmediato.

Así estuvimos todos trabajando a full hasta las 18 horas. En ese momento llegó Daniel Marcos con la esposa.

YO

¿Cómo están?

DANIEL MARCOS

Bien, parece que fue un éxito de público.

YO

Si, tuvimos suerte. Vinieron 30 personas.

DANIEL MARCOS

Y en el otro edificio?

YO

Bien también, pero más tranquilo.

FABIO

(Llega corriendo con Choco)

Má!… me parece que se cansó ¿Lo puedo acostar en el auto?….

DANIEL MARCOS

Ah… Bueno!… Ya conseguimos la mascota….

FABIO

(Contento)

Si!… hice como me dijiste… traté de convencerla….

DALILA

Y lo logramos….

Fui hasta el coche y abrí las puertas para que pudieran acostar al perro. Con él se quedaron Dalila y Fabio haciéndole caricias. Yo me despedí de todos y me fui.

FABIO

¿Ya vamos a casa?

YO

Están cansados?

FABIO

Nooo!… si querés podemos seguir trabajando….

YO

Trabajo ya no, pero quería que vieran algo….

Fuimos hasta el departamento que había alquilado. Los chicos estaban tan fascinados con Choco que me seguían sin hacer preguntas. Ya por esas horas había hecho un poco de calor. Cuando llegamos al piso, la puerta de al lado del departamento estaba abierta. Era la de la portería. Me pareció raro y me asomé. Adentro había una pareja mayor tomando mate y mirando tele.

YO

Hola!… Todo bien? Usted es el portero?

PORTERO

Si!… y usted?

YO

Acabo de alquilar acá al lado.

Trabajo en la inmobiliaria Morgante.

PORTERO

Ah… disculpe, ya cierro la puerta… es que hace mucho calor….

YO

Por mí no hay problemas. Mi nombre es Milena.

PORTERO

(Amable)

Ah… encantado, yo soy Alfredo y ella es mi esposa, Elvira.

YO

Vamos a ser vecinos.

ELVIRA

Y esos preciosos? Son suyos?

YO

Si, Dalila y Fabio… y Choco.

¿Permiten perros acá, no?

PORTERO

Si, está lleno.

YO

Bueno, cualquier cosa nos vemos….

Entré al departamento con los chicos.

YO

¿Qué tal? Les gusta?

DALILA

Nos vamos a mudar?

YO

Eh… no…Esta va a ser nuestra oficina…..

FABIO

Oficina? Para qué?

YO

Para que se puedan quedar acá haciendo deberes

cuando yo tengo que trabajar…

DALILA

Ah… para que no molestemos en la inmobiliaria?

YO

Claro… acá van a estar mejor…

Y con Choco…. Miren, hay un patio precioso….

FABIO

Pero no hay escritorios, ni tele….

YO

Eso viene muy pronto. ¿Les gusta?

Cerramos todo y nos dispusimos a irnos. Los chicos no estaban demasiado convencidos con la novedad. Sin embargo, yo me sentía feliz porque había dado el primer paso. Mientras esperábamos el ascensor:

ALFREDO

Si necesita, yo hago trabajitos de pintura y

mi esposa se ocupa de limpiar.

YO

Si?… Tome, le dejo una llave para que ella me lo acondicione.

ALFREDO

(Tomando la llave)

Vaya tranquila, a nosotros el Sr. Morgante

nos conoce desde hace 20 años….

Fantástico Alfredo y señora. No me podían venir mejor. Justito al lado con la falta que me hacía sentirme cerca de alguien confiable.

Cuando llegamos a casa, cenamos y los chicos se fueron a acostar con Choco. Por más que insistimos, el perro se quiso quedar en la cama con ellos. Un rato con cada uno. Ni ahí aceptó la cucha que le habíamos comprado. Los 3 estaban rendidos. Les di un beso a cada uno:

YO

Que descansen de este día tan agitado.

DALILA

Yo la pasé bien.

FABIO

Qué no!… estuvo re bueno….

YO

Y lo de la oficina les gustó?

FABIO

Má… mientras estamos en el colegio,

¿Choco se puede quedar ahí?

YO

Por supuesto….

DALILA

Buenísimo!…..

Todo en paz. A veces bajar un cambio, nos permite disfrutar mejor del camino.

No hay comentarios:

Publicar un comentario